Por mucho que desde el Ministerio de Trabajo atribuyan a un “error técnico, un fallo de coordinación o de comunicación” los datos falsos que figuran en la biografía del secretario de Estado de la Seguridad Social, Tomás Burgos, la justificación no es suficiente para que continúe en el puesto. El asunto llega más lejos tras descubrirse el engaño. Donde ponía que era “médico” ahora pone “tiene formación universitaria en Medicina por la Universidad de Valladolid”. Notable diferencia, pero es como decir que es “un torpedo de la pradera” incapaz de terminar la carrera.
Según publica el diario El País, el “despiste, viene de lejos. “En su ficha personal –dice el periódico de PRISA- correspondiente a la legislatura 1993-96, la primera en la que fue diputado, se dice que es “licenciado en Medicina”. En su currículum de la legislatura 1996-2000 se añade a lo anterior: “y Cirugía”. Y en su ficha de diputado de la legislatura 2000-04 vuelve a la denominación más simple de “licenciado en Medicina”.
Y sigue contando el diario que “desde 1993 a 2004, Burgos declaró al Congreso que tenía un título del que carecía. La mención desapareció de su ficha en las legislaturas 2004-08 y 2008-11, para reaparecer, aunque de forma más lacónica, en su currículum de la legislatura actual, en la que solo se dice: “Medicina y Cirugía. Universidad de Valladolid”.
El caso no es una mera anécdota ni debe tratarse como tal. Es un verdadero escándalo que un personaje de este calibre haya pululado por el Congreso de los Diputados y por el Partido Popular diciendo que soñó ser algún día y engañando a propios y extraños.
El primer engañado, sin duda, es el partido al que representa y por el que está en el puesto que ocupa. Estas cosas no solo le desprestigian a él. Más si cabe al PP y al Gobierno que debe velar por la honestidad de sus miembros. Rajoy debe exigir mano dura y pedir, por su propia honorabilidad, que dimita. Más vale una vez colorado que cien amarillo.
Mintiendo en su currículum empezó Roldán. Recuerde la que lió.
Quebrantahuesos