jueves, abril 18, 2024
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El que firma las pesadillas

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Francoise, de 16 años, habla de forma tranquila, descubriendo una sonrisa tímida sólo tras elogiar sus disciplinadas rastas. Camino de la escuela hace cuatro años, algunos compañeros de clase y ella fueron capturados por el Ejército de Resistencia del Señor (LRA). Las niñas fueron repartidas entre los soldados como «esposas». Por las mañanas, Francoise cocinaba. Por las tardes, llevaba bultos. Cuando intentó escapar, los soldados derritieron un envase para el agua y le echaron el plástico sobre sus hombros. En una ocasión, cuando los combatientes vieron dos párvulos por el camino, los aplastaron con una maza. «Yo fui testigo de eso», dice ella.

Recuerda ver a Joseph Kony «una vez al año a lo mejor». Kony es el líder del Ejército de Resistencia del Señor y puede que el hombre más odiado y perseguido sobre la tierra. Sus seguidores, explica ella, creen que «él es un ser sobrenatural. Tiene poder sobre ellos».

Francoise describe un viaje de seis semanas a pie con destino a un campamento del Ejército de Resistencia ubicado en una región distante de la República del África Central. Luego recuerda el ruido de un caza en picado y un helicóptero. En medio del caos, escapó, llegando a casa justo antes de Navidad.

Su historia es testimonio confirmador de un suceso importante. Durante el verano, Kony convocó a sus mandos en la República del África Central con motivo de su primer gran encuentro de líderes en dos años. El 12 de septiembre, fuerzas del ejército de Uganda (conocido como Fuerzas de Defensa Popular de Uganda) dispersaron a los guerrilleros del Ejército de Resistencia del Señor. Kony sobrevivió y huyó. Pero el cerco alrededor suyo se estrecha.

La búsqueda de los elementos del Ejército de Liberación se extiende a lo largo de los 621.000 kilómetros cuadrados de jungla agreste en tres países. Según funcionarios del Alto Mando de Operaciones e Inteligencia de Dungú, el pasado año se registraron más de 300 ataques del Ejército de Resistencia del Señor. Los pelotones se mueven en pequeños grupos tanto al Este como al Oeste de Dungú. Pero se cree que Kony sigue estando en la República del África Central. Los expertos del conflicto especulan con que su paradero estará en alguna parte al oeste del río Chinko, a unas horas en helicóptero del emplazamiento militar más próximo de sus perseguidores.

Durante las décadas de combate en la espesura, Kony ha estado protegido por una guardia personal de mitos. Se rumorea que sus ojos tienen un brillo rojo vivo. Cuando corre, sus piernas son invisibles. Sus soldados están seguros de haber sido creados a partir de la sangre de Kony. Ellos derraman la sangre ajena sin remordimiento. Unos cuantos cientos de guerrilleros de Kony han convertido un amplio territorio en un lugar de encuentro de terrores.

Organizaciones como la Iniciativa del Congo Oriental o Niños Invisibles están construyendo un sistema radiofónico de aviso anticipado para advertir a las aldeas de los ataques inminentes. Fuerzas de pacificación de las Naciones Unidas protegen a los civiles de Dungú, entre otros municipios.

Pero para que esta región se restañe, el Ejército de Resistencia del Señor ha de ser desarticulado. Las fuerzas militares del Congo y la República del África Central son incapaces. De forma que la tarea recae sobre los soldados regulares ugandeses, asesorados por el ejército estadounidense. Más de 80 efectivos de operaciones especiales americanas se han desplegado para montar bases funcionales en el Congo, Sudán del Sur y la República del África Central. Su misión consiste en proporcionar ayuda e información de Inteligencia al ejército ugandés, que tiene rastreadores entrenados, -antiguos miembros del Ejército de Resistencia algunos de ellos-, siguiendo el rastro de Kony.

Durante los últimos meses, la presión ha empezado a dar frutos. Pequeños grupos de guerrilleros del Ejército de Resistencia continúan los ataques a civiles, para garantizarse el avituallamiento sobre todo. Pero las concentraciones más multitudinarias, como la del encuentro del 12 de septiembre, se exponen a la desarticulación. Los líderes del Ejército de Resistencia saben que las masacres de civiles en masa,  –táctica tradicional de Kony-, llamarían la atención sobre su paradero. Las fuerzas del Ejército de Resistencia han liberado hace poco a unos cuantos niños y mujeres cautivas. Los asesores estadounidenses consideran esto una señal de la tensión, un intento de aligerar el lastre de una fuerza militar atormentada.

La caza de Kony, no obstante, se enfrenta a complicaciones. Por motivos políticos, el gobierno del Congo ordenó hace poco que los efectivos militares de Uganda abandonaran su territorio, dejando importantes refugios al Ejército de Resistencia. Las Fuerzas de Defensa Popular de Uganda, -que también están combatiendo a al-Shabab en Somalia-,  no dan más de sí. Las operaciones ugandesas en la República del África Central y en Sudán del Sur implican tan sólo unos cuantos helicópteros de transporte y un único vehículo no tripulado para labores de reconocimiento. La iniciativa entera se ve obstaculizada por la falta de apoyo aéreo táctico, capacidad de extracción y sistemas avanzados de comunicación.

Una misión norteamericana de combate en este conflicto no se contempla. Pero el gobierno estadounidense debería de presionar al Congo para que vuelva a admitir en su territorio a los efectivos militares regulares de Uganda que persiguen al Ejército de Resistencia. Y el ejército estadounidense podría ayudar a las Fuerzas de Defensa con más apoyo aéreo y comunicaciones. Un pequeño empujón final podría ser eliminar del terreno a los líderes del Ejército de Liberación del Señor más capaces.

Tras una pesadilla de cuatro años, Francoise espera volver a la escuela. Joseph Kony, el que firma las pesadillas, permanece en libertad en algún campamento en la jungla. No es un ser sobrenatural. Es humano, y por tanto mortal. Es hora de demostrarlo.

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Michael Gerson

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