La presidenta de la comunidad de Madrid, doña Esperanza Aguirre, es una política coherente: Se afirma “liberal”, y lo demuestra día a día. Su penúltima declaración pública es solo una demostración más de coherencia ideológica al afirmar, en presencia de la alcaldesa de la Capital, que estaba dispuesta a «cambiar todas las normas que haya que cambiar» para poder construir en la región un gran complejo de casinos impulsado por el multimillonario estadounidense Sheldon Adelson. El plan es levantar en un decenio 12 resorts (36.000 habitaciones), seis casinos (1.065 mesas y máquinas recreativas), nueve teatros, hasta tres campos de golf, un escenario de 15.000 butacas, etcétera, lo que supondría más de doscientos mil puestos de trabajo.
Parece obvio que nadie puede rechazar un momio de ese calibre, más aún en tiempos de crisis, pero hay un “pero”, que la propia Aguirre ha explicitado: [El Plan] «requiere de modificaciones legislativas que las tres Administraciones tenemos que hacer y que queremos impulsar con el nuevo Gobierno para que se pueda materializar cuanto antes», aunque ha añadido que «No vamos a vulnerar ni uno solo de nuestros principios y valores: respeto a la ley, garantía del cumplimiento de contratos, y no vulnerar el respeto a las personas y los principios constitucionales de igualdad, justicia y pluralismo político».
LAS EXIGENCIAS DE ADELSON
– Veamos ahora como casa la solemne declaración con las exigencias del multimillonario americano, publicadas en la prensa nacional el pasado otoño:
– Que se le ceda el suelo público necesario, reubicando las viviendas protegidas y expropiando el suelo privado.
– Nuevas infraestructuras de transporte, metro incluido, traslado del vertedero de Valdemingómez, y eliminación del asentamiento de la Cañada Real.
– Que el Estado garantice un préstamo de 25 millones de euros.
– Dos años de exención tanto en las cuotas a la Seguridad Social como en los impuestos estatales, autonómicos y municipales.
– Cambiar la Ley antiblanqueo de capitales para que el dinero llegue y salga sin trabas legales.
– Modificar la Ley de Extranjería para otorgar facilidades a los empleados que se decida “importar”.
– Que no pueda afectar a sus empleados los convenios laborales ni el Estatuto de los Trabajadores.
Como ven, exigencias fáciles de complacer. Basta con anular la Constitución y otra media docenita de leyes que dimanan de ella y todo solucionado. ¡Ah! se me olvidaba, el señor Adelson exige que se puede fumar en todas las instalaciones, pero de bandera o himno propio para la zona no dice nada.
Como, según el ordenamiento legal, la señora Aguirre carece de capacidad para hacer todos esos cambios, y el señor Rajoy parece estar muy ocupado en las exigencias de rebaja del déficit y en los negros pronósticos del Fondo Monetario Internacional, creo que debemos abandonar toda esperanza de que Mister Adelson pare en Madrid. ¡Vaya!, otra vez veremos pasar de largo la comitiva americana.
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Jaime Olmo Mitre