Que el expresidente de Castilla-La Mancha, José María Barreda, presida la Comisión de Control de RTVE en el Congreso es una broma. De muy mal gusto, por supuesto. El PP le ha dado ese caramelo al PSOE, pero bien parece que la golosina está envenenada.
¿Qué clase de independencia puede garantizar quien mantuvo durante dos legislaturas al frente de la Televisión de Castilla-La Mancha a un hombre como Jordi García Candau?
El hecho de que ahora esté Nacho Villa al frente de esa tele autonómica no puede ocultar el despropósito de la gestión de Candau en Toledo basada en el amiguismo, la censura y las cuentas opacas, como denunciaba reiteradamente el PP. Si Candau fue el ejecutor de ese modo de administrar una empresa pública, el manchego fue, como mínimo, quién lo permitió y “cómplice” necesario del castellonense. No es que Barreda diera órdenes de manipular los informativos, como tampoco lo hace directamente Esperanza Aguirre. Tampoco hacía falta que lo hiciera pues a su alrededor tenía a varios correveidiles que se encargaban de dictar a un oscuro y tenebroso director de informativos las noticias que debían entrar.¡Por dios, cuántos paralelismos con Telemadrid!
Quien permitía y fomentaba que ese fuera el modo habitual de administrar la radio y televisión de Castilla-La Mancha es quien va a presidir una Comisión parlamentaria tan sensible.
Seguramente nada es gratis.
Es lo mismo, que si se hubiera puesto en ese cargo a Esperanza Aguirre o Francisco Camps, de haber sido diputados, claro.
¿Alguien se creería su independencia después de ver lo que han hecho con Telemadrid y Canal Nou, respectivamente?
Pues con Barreda pasa lo mismo.
¡¡¡¡Uuufff, que cansancio!!!!
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Quebrantahuesos