Creo que Europa es una utopía. Los europeístas se empeñan en crear un espacio común para todos los europeos y eso es imposible. Lo intentaron los romanos. Lo intentó Carlomagno. Lo intentó Napoleón. Lo intentó Hitler. Nunca fue posible. De hecho, ahora también ha fracasado en su intento de convivir unida. Y aunque la Merkel y el Sarkozy andan intentando reconstruirla creo que su esfuerzo es quimérico.
Europa no es como EEUU. Los americanos sólo tuvieron una guerra entre ellos para unificarse. Y una guerra se olvida. Es un país joven y todos hablan el mismo idioma.
Los europeos hemos tenido cientos de guerras. Y eso es imposible de olvidar. Los viejos europeos no olvidan fácilmente y, además, cada uno somos de nuestra madre y de nuestro padre. ¿Qué carajos me importa a mí lo que hagan en Hungría o Finlandia si ni siquiera les entiendo? Incluso, en el Reino Unido. Allá ellos y su libra esterlina.
Además, los políticos europeos cometieron un error cuando, en su ambición, crearon el Euro. Hicieron la casa por el tejado. Pusieron en marcha una moneda única que sólo les ha servido a los turistas. Eso sin contar con lo que subió la vida con los dichosos redondeos. Y lo hicieron sin poner antes los controles que lo regulasen. De aquellos polvos vienen estos lodos.
Ahora, deprisa y corriendo, para salvar el euro y una inverosímil Europa, unos políticos arrogantes piden que todos los países cedan algo de su soberanía para atajar la crisis. Yo creo que es imposible. Cederán ahora porque le han visto las orejas al lobo. Pero, en unos años, todo volverá a ser lo mismo. Es imposible.
Aunque, a decir verdad, yo soy poco europeísta.
Pinocchio