viernes, abril 19, 2024
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La campaña de Elena Valenciano

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Los medios publican toda suerte de opiniones y valoraciones sobre la campaña electoral. Es fácil hacer lecturas cuando ya se conoce el resultado. Es verdad, también, que el resultado ayuda a entender la eficacia de la campaña. Pero el caso es que la campaña electoral que hemos vivido dista mucho de ser una campaña clásica, limitada a servir de escaparate de las posiciones y propuestas de los partidos contendientes.

Me detendré en una, la socialista. Creo que ha sido una campaña arriesgada, valiente y decidida enfocada a dar peso político al candidato y sustentar en torno a él la propuesta política del partido gobernante, del partido desafiado.

La directora de la campaña, Elena Valenciano, tuvo que hacer frente a una doble polaridad. Por un lado, la continuación del trabajo del gobierno, de otro la respuestas a las inquietudes de los electores. Valenciano controlaba los mensajes y sus discursos en el marco de una estrategia difícil.

Por el contrario, la acción del gobierno seguía su propio rumbo como consecuencia de la profundización de la crisis de la deuda y de las medidas coordinadas con Europa.

Además, la clara ventaja del candidato popular le permitía desarrollar su estrategia favorita. No decir nada. En ese contexto había que responder a la situación, proponer alternativas y buscar las contradicciones en el adversario enmudecido.

Las encuestas preveían, por otra parte, un fuerte castigo al PSOE. Rubalcaba, el mejor candidato posible en esas circunstancias, actuaba para retener al votante habitual y motivar al decidido, de tal manera que se convirtiera en activista y no en sujeto pasivo en el proceso. Movilizar es el término usado en estos casos. Y movilizar con las circunstancias más adversas.

La campaña, en ese contexto, hay que entenderla así. Como un desafío para mantener el máximo de respaldo, provocar la clarificación del PP y centrar en el candidato la visión de una nueva etapa en la oferta socialista. Con escasos mimbres, una tarea titánica.

Desde esa perspectiva, la campaña ha estado bien orquestada, ha colocado claramente el mensaje y ha servido para llegar con un discurso claro a las bases tradicionales del electorado socialista. Además ha consolidado el peso de Alfredo Pérez Rubalcaba en el interior de ese partido, tal y como se está viendo estos días.

La estrategia ha sido la que podía ser y las adversidades y los adversarios, multiplicados en nuevas y poderosas siglas, no han hecho sucumbir en el peor de los infiernos a las expectativas. Crean que todo podía haber sido peor. Y para afrontar eso hace falta temple y serenidad, rigor y firmeza dirigiendo un fuerte aparato y una poderosa organización. Y Valenciano lo ha hecho colocando esperanza allí donde solo había temor.

De este modo, hay que entender lo realizado. No hay campaña igual a otra, y todas responden a su especificidad. En ese sentido, Elena Valenciano ha hecho una campaña inteligente y adecuada a las necesidades del PSOE. Los socialistas deberían tenerlo en cuenta.

Así se lo reconocen siete millones de españoles.

Rafael García Rico

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