viernes, abril 19, 2024
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21 de noviembre. Si yo fuera asesor de Rajoy

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El PP ha ganado las elecciones. Y con mayoría absoluta. Por fin, terminan los cuatro peores años de la democracia española, muy especialmente, en el terreno socio-económico-financiero. Es el momento de ponerse a trabajar. A hacer lo que no ha sabido o no ha podido hacer Zapatero. Y la primera pregunta que hay que hacerse es: ¿en qué?

Ahora, en poco. En casi nada. Pero, como hay que empezar por algo, si yo fuera asesor del candidato electo a la Presidencia del Gobierno, le aconsejaría que empezase a mover ficha rápidamente. Primero bajo la mesa. Después, tras la investidura, con luz y taquígrafos. Pero todo con un solo objetivo: dar a Europa y a los mercados una idea de unidad poderosa que produjese confianza. Porque sólo desde la confianza tenemos alguna posibilidad.

Y para ello, convocaría a todos los partidos del arco parlamentario, a los sindicatos, a la patronal y a los presidentes de la comunidades autónomas para decirles que, con la mayoría absoluta que había conseguido en las urnas podía hacer dos cosas: o tirar por la calle de en medio y empezar a tomar todas las medidas necesarias y urgentes, en respuesta al mandato popular recibido, para salir de la crisis por las bravas o negociar entre todos esas medidas, partiendo de la base de que tienen que ser duras, como si setratase de un nuevo Pacto de la Moncloa.

Y les hablaría muy clarito a favor de ese pacto. Les diría, por ejemplo, que España, tal y como está en este momento, tiene muy difícil la salida del círculo vicioso de ajustes fiscales, caída del PIB e incremento del diferencial de la deuda. Y que, por lo tanto, sólo se puede actuar sobre la imagen de confianza que España pueda transmitir a los mercados ya que el pánico aparece desatado. Y contra el pánico sólo se puede actuar dando muestras de unidad, de seguridad, de calma y de firmeza.

Y les podría sobre la mesa sólo un dato: El coste de los intereses de la deuda española para 2012 será aproximadamente igual al coste del desempleo, unos 30.000 millones de euros.

Y le aconsejaría a Rajoy que hiciese eso porque, una medida así, además, sería un gesto político inigualable. De estadista. Algo que sería reconocido en España, en Europa y en el mundo. Porque, pudiendo hacerlo, a golpe de rodillo parlamentario, lo haría desde la unidad de todos los españoles.

Pero yo no soy asesor de Mariano Rajoy y no sé si la clase política, la sindical y la empresarial españolas son tan generosas como les pide que sean ahora la nación. Las obsesiones por mantener los intereses de partido, las prebendas, los controles sobre los caudales públicos, las subvenciones, los virreinatos, los separatismos y en definitiva, de sus intereses por encima de todo, incluyendo incluso a sus representados, me hacen sospechar la dificultad de conseguir un acuerdo de ese calado.

La verdad es que ya no queda tiempo para divagar. Hay que ponerse a trabajar de manera coordinada en la búsqueda de soluciones para 5 millones de personas que se encuentran en el desempleo y que al día de hoy no tienen ningún tipo de expectativa.

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José Luis Martín Miralles

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