Frase de Rubalcaba en el mitin del PSOE en Valencia: «Claro que Rajoy y yo no somos iguales. A él le nombró Aznar y a mí Felipe. Su mentor se reúne con el Tea Party y el mío, que es Felipe, con Lula». ¿Y Zapatero? ¿Ya no existe Zapatero para Rubalcaba o ya se olvidó de que fue Zapatero quien lo nombró vicepresidente, mientras que Felipe como mucho lo nombró ministro? Ya había sucedido algo por el estilo en el multitudinario mitin socialista de Dos Hermanas: ninguna mención a Zapatero por parte de nadie y eso que allí hablaron Felipe, Guerra y Rubalcaba.
No poner en valor a Zapatero puede explicarse, e incluso entenderse, en términos electorales. Pero ocultarlo y/o ningunearlo deja peor a quien lo hace que al propio ninguneado. El inminente cambio de ciclo en España, tras casi ocho años de gobierno de Zapatero, no van a eludirlo los socialistas prescindiendo solo de ZP, sino creando una alternativa convincente con nuevos dirigentes e ideas renovadas, actualizadas para un período de crisis tan excepcional como la presente. Y, sea cual sea la solución, tampoco parece que venga de quienes han protagonizado la historia reciente de España y del PSOE, pero en los que nadie piensa para que construyan el futuro del país, empezando por ellos mismos.
Tampoco hay que olvidar que la llegada al Gobierno de Zapatero introdujo en 2004 un clima de más respeto al pluralismo político y a las formas democráticas y, en general, de más tolerancia. Además, en la primera legislatura hubo una tensión reformista en materia de derechos cívicos y de derechos sociales que pueden considerarse un avance para el país. Si a partir de 2008 todo cambió y se le dio un giro a la política económica, en particular a partir de mayo de 2010, por indicación de la UE, eso ya es otra cosa, pero una y la otra están ahí y tampoco pueden negarse. Más importante que ningunear a Zapatero será ofrecer una alternativa socialdemócrata a la política económica neoliberal. Y eso, que se sepa, le corresponde ahora a Rubalcaba, empezando por el debate de este lunes frente a Rajoy.
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José Luis Gómez