Si el 20-N se confirman las previsiones del CIS, la victoria del PP obtendrá dimensiones históricas y podrá gobernar con tanta holgura, que no necesitará pactar con ninguna otra fuerza política. Otra cosa es que las maneras de hacer de Mariano Rajoy propicien acuerdos en determinados asuntos de Estado.
La previsible debacle del PSOE también tiene una envergadura casi bíblica y Alfredo Pérez Rubalcaba va obtener, según el CIS, un resultado mucho peor que Joaquín Almunia en los comicios de 2000 a pesar de ser mejor candidato que su compañero. La herencia de Zapatero va a dejar a los socialistas temblando pues el PSOE, con el PNV, es el único partido que baja. Todos los demás suben y hasta habrá nuevas entradas en la Carrera de San Jerónimo. La izquierda abertzale volverá al Congreso, los ecologistas de Equo lo pisarán por primera vez, lo mismo que el partido de Álvarez Cascos que obtendría un diputado.
En el caso de los primeros, está claro que tienen una “parroquia” definida, pero ¿cuál es el público votante de Foro Asturias?
No hay tantos asturianos en Madrid que beban los vientos por el exministro, ni todos los que hay coinciden políticamente con él.
Está claro, por tanto, de donde procederían esos votos. Del mismo lugar del que consiguió los avales para presentar la candidatura. Cascos conseguiría lo que ha venido persiguiendo: hacer daño a Rajoy y arrebatarle un diputado, pues está claro que el voto al asturiano llega del PP, de la parte más rancia, cierto, pero del PP. La victoria de Rajoy será tan amplía que, perfectamente, puede prescindir de esos votos. Pero es innegable que le restarían un escaño y, ante esa posibilidad tanto Cascos, como su amiga Aguirre dibujarán una sonrisa.
Bueno, si con eso se conforman…
Quebrantahuesos