sábado, abril 20, 2024
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Sabor agridulce

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El PNV aprieta el acelerador, pretende que el Gobierno aborde la situación de los presos de ETA cuanto antes y esas prisas lo único que están provocando es una enorme desazón en el conjunto de la ciudadanía. Y es que no sé ustedes, pero yo tengo un sentimiento agridulce respecto a todo lo que está pasando a raíz del anuncio de ETA de que deja de matar.

Por una parte, siento alegría de pensar que de ahora en adelante todos, pero especialmente los ciudadanos del País Vasco, van a poder vivir sin temer los atentados. Pienso en todos los concejales socialistas y populares, en todos los cargos públicos del PSOE y del PP, en todos los policías y guardias civiles, en todos aquellos en definitiva que por no ser nacionalistas han tenido que vivir en libertad vigilada. No eran libres para poder llevar a sus hijos al parque, ir al fútbol, pasear por el casco viejo de San Sebastián, o hacer esas pequeñas cosas que conforman la vida cotidiana de los ciudadanos que no tienen nada que temer. Ellos sí tenían que temer que en cualquier momento que un pistolero se acercara a quitarles la vida. De manera que pensar que esto no va a volver a suceder no puede provocar más que alivio y alegría.

La sensación agria tiene que ver con el temor de que nuestros políticos, los políticos que hemos elegido y vamos a elegir democráticamente, terminen por ceder a algunas de las peticiones del comunicado de la Conferencia de San Sebastián.

Si nuestros políticos leen detenidamente las encuestas que se han publicado durante el fin de semana ya sabrán que los ciudadanos no quieren que se pague el más mínimo precio a ETA, y que lo que todo el mundo espera es que cumplan sus condenas y no obtengan ningún beneficio que no esté en la ley. Ni más, ni menos. Como también se espera que entreguen las armas y se disuelvan, de lo contrario todo lo que suceda de ahora en adelante estaría condicionado por una especie de tutela de ETA.

No, no va a ser fácil gestionar este día después del fin de la violencia y el partido que gane las elecciones, en lo que se refiere a este asunto, tendrá que dar todos y cada uno de sus pasos consensuándolos con el resto de las fuerzas democráticas. Pero al César lo que es del César, y hay que reconocer que hasta el momento la actitud de Alfredo Pérez Rubalcaba está siendo impecable. Como es inteligente, sabe que en estos momentos la sociedad desconfía y que dar pasos acelerados llevarían al desastre.

Lo mismo se puede decir de Mariano Rajoy que tiene todas las posibilidades de ganar las elecciones y está sabiendo actuar con prudencia y no dejándose llevar por los sectores más duros de su partido. Al mismo tiempo, no puede perder de vista que la sociedad no perdonaría que se pagase ningún precio, por nimio que sea, a ETA.

 Supongo que todos nos tenemos que ir acostumbrando al nuevo escenario y a que nuestros políticos tendrán que actuar más que nunca con prudencia sabiendo que hay límites que no pueden sobrepasar.

Pienso también en el PNV y creo que este partido puede ser llevado por la corriente, es decir, que puede ser barrido por esa izquierda abertzale por la que tanto ha luchado para que tuviera representación institucional.

No, no va a ser fácil, y ya digo que los pasos que se den deben de ser sopesados y sin perder nunca la dignidad. Hay quienes tienen el síndrome de Estocolmo y están tan eufóricos que no disimulan que creen que algún precio habrá que pagar. Pero quien vaya en esa dirección estará traicionando no sólo a las víctimas sino a la sociedad entera.

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Julia Navarro

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