jueves, abril 25, 2024
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La caza del hombre

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Algún día el Consejo General del Poder Judicial deberá tomar alguna medida con respecto a los sumarios secretos que terminan en manos de los medios de comunicación. Vaya por delante que la obligación de los medios es informar de manera que si un sumario llega a manos de un periodista lo normal es que lo publique. Por tanto, no es a los periodistas a los que hay que pedir cuentas por la publicación de sumarios, sobre todo si son secretos.

Desde luego a estas alturas a nadie se le escapa que cuando un sumario declarado secreto se filtra es para favorecer a alguien y perjudicar a otros. Hago esta reflexión a la hora de analizar lo que le está sucediendo al ministro de Fomento José Blanco al que al parecer un empresario encarcelado le ha acusado de haber recibido dinero. Como el sumario está declarado secreto, Blanco no puede defenderse en los tribunales. Y no será hasta que se levante el secreto cuando el ministro pueda dar los pasos necesarios para su defensa. Pero por lo pronto su honorabilidad ya ha quedado en entredicho.

Dice Blanco que hay gente que le tiene ganas. La frase recuerda a la que en su día le dijo Miguel Roca a Alfonso Guerra a raíz del caso Juan Guerra. Sí, la gente le tenía ganas a Guerra, y ahora hay gente que le tiene ganas a Blanco. En realidad, siempre hay alguien que le tiene ganas a otro ya sea por venganza, por envidia, por cálculo político, o por lo que sea.

José Blanco ha sido la mano derecha de Zapatero, el hombre de su absoluta confianza, y ha mandado mucho, en el PSOE, y en el Gobierno, incluso cuando no era ministro. Además ha sido «martillo» de los hombres del PP acusados de corrupción como el ex presidente valenciano Francisco Camps. Sus acusaciones al PP por el caso Gürtel sin duda han dañado a ese partido. Ahora es él quien está en el centro de la diana de las acusaciones de unos empresarios y, como era de suponer, eso está sirviendo para que se haya desencadenado la caza de Blanco y eso que en estos momentos cobrarse la pieza de un ministro ya ni siquiera va a dar mayores réditos al PP habida cuenta de lo que auguran las encuestas. Pero poner en entredicho a un ministro del Gobierno, a un político que ha tenido un poder relevante en el PSOE, es un ardid que siempre da resultados.

Pero vuelvo al principio: si se filtra un sumario que ha sido declarado secreto se produce una indefensión para quienes son acusados sin poder defenderse de inmediato como es el caso de José Blanco. No es la primera vez que se produce esta situación que causa un perjuicio de gran magnitud al acusado que desconoce el sumario. De ahí que insista en que el Consejo General del Poder Judicial se debería de tomar en serio que los sumarios secretos no terminen siendo todo menos secretos.

Por lo pronto, José Blanco hace como si no hubiera «caso Blanco» pero se le nota que la procesión va por dentro. El ministro no puede ocultar un rictus de preocupación y de sufrimiento. Hasta ahora han dimitido dos parlamentarios gallegos, uno del PP, el otro nacionalista, e incluso se reprocha al presidente de la Xunta haber recibido en su despacho al principal acusador de todos ellos, el empresario que hoy está en prisión.

Es curioso que nadie hable del diputado del PP ni del del Bloque Nacionalista Gallego, y todo se centre en Blanco por más que desde el PSOE se intente también no dejar fuera de este feo asunto al presidente de la Xunta. De manera que cuanto antes se aclare el asunto mejor, en primer lugar porque los ciudadanos tenemos derecho a saber sobre las actuaciones de los políticos, y en segundo porque si alguien es acusado de algo que no ha hecho debe de poder defenderse de inmediato antes de que su honor quede irreparablemente dañado.

Eso sí, creo que a José Blanco le vendría bien explicarse en la Cámara y dejar claro ante sus señorías su versión de los hechos, aunque sólo sea para decir que no puede defenderse de lo que no sabe.

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Julia Navarro

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