jueves, abril 18, 2024
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Saber ahorrar

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Cuando la crisis entra en una casa lo primero que se hace es comenzar a no gastar ni un euro de más. Esa es una lección básica de economía que practican a diario millones de personas, y si no que se lo digan a las amas de casa.

Si una familia se ve afectada por el paro de alguno de sus miembros y los ingresos por tanto merman lo primero que se decide es de dónde recortar gastos y de repente uno descubre que hay muchas pequeñas cosas que vistas por separado son el chocolate del loro pero que todas juntas pueden suponer un recorte del gasto. Unos sacrifican el gimnasio, las clases de ingles, las cenas con amigos, la peluquería, los «extras» en el supermarcado y, por supuesto, se empieza a buscar en qué tiendas se pueden adquirir los alimentos más baratos. A los hijos se les cuenta la situación y se les pide que colaboren, de manera que sepan que tendrán que apañarse con muchos menos euros a la hora de salir con los amigos e incluso que en ocasiones no podrán hacerlo. También se renuncia a las vacaciones fuera de casa, etc, etc, etc. Es decir se ahorra de lo superfluo antes que tener que recortar lo imprescindible, aunque desgraciadamente hay muchas familias que incluso se quedan sin lo imprescindible porque todos sus miembros están en el paro.

Pero lo que a ninguna ama de casa se le ocurriría es empezar suprimiendo, pongo por caso, el almuerzo de mediodía o el colegio de los niños, o los medicamentos. Y esto que es de sentido común no sé por qué no lo aplican los gobernantes. Por ejemplo, en Cataluña el gobierno de CiU se ha encontrado con una herencia envenenada del tripartito que se habían gastado lo que no había. Artur Mas ha tenido que sacar las tijeras y empezar a recortar, pero ¿por qué la sanidad?

Está ahorrando a costa de la salud de los catalanes, incluso poniendo en peligro la salud de sus conciudadanos. Ha mandado cerrar quirófanos, plantas de hospitales, centros de salud…. Y esto me parece a mí una barbaridad. Claro que la Generalitat debe de ahorrar, pero ¿por qué no cierra todas sus «embajadas» en el exterior? O por qué no reduce o suprime todos esos organismos que se inventó el «tripartito» y que no eran más que colocaciones para sus afines. También se pueden reducir el sueldo desde el President a los consejeros, pasando por los parlamentarios, y desde luego hay que preguntarse por qué hay que mantener a los «ex» más de lo estrictamente razonable. Que se sepa, el señor Montilla goza de buena salud y nada le impide volver a trabajar. También están todas esas partidas dedicadas a promover lo «identitario» y que son francamente prescindibles.

En fin, que si a cualquier ama de casa le pusieran el presupuesto de Cataluña encima de la mesa seguro que sabría por donde «cortar» sin que ese recorte afectara a lo esencial que es la sanidad y la educación amen de las pensiones.

Lo mismo se podría decir del gobierno de Esperanza Aguirre. La presidenta de la comunidad madrileña ha optado por poner en la calle a los profesores interinos, lo que supone una merma en la calidad de la enseñanza pública. Aguirre ha ganado la batalla de la propaganda haciendo creer a muchos ciudadanos que los profesores no quieren trabajar un par de horas más a la semana cuando esa no es la cuestión. Simplemente, ella, que es una ultraliberal, no tiene excesivo apego a lo público, de manera que mima la educación privada y concertada mientras deja que se empobrezca la educación pública.

Es evidente que las comunidades autónomas, lo mismo que el Gobierno central, tienen que ahorrar, pero aún hay muchas partidas presupuestarias que son un auténtico despilfarro y que deberían de suprimir antes de quitar un euro a los servicios básicos.

Tenemos un Estado con cargos y organismos por triplicado y eso sí que es un despilfarro. ¡Ah! y en esto de ir menguando lo público lo hacen todos por igual. El último ejemplo, la privatización parcial de Loterías del Estado o del transporte ferroviario. Unos y otros nos van a dejar sin Estado de bienestar.

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Julia Navarro

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