sábado, abril 20, 2024
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Al ángel exterminador

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Existe una categoría de personas que aciertan cuando se equivocan, lo cual siempre es meritorio porque acertar en el error está sólo al alcance de los muy sabios o los muy santos. No creo que Alessio Rastani, agente de bolsa, se haya marcado un discurso catastrofista con el ánimo de salvar la economía mundial, más bien lo que ha querido decir es que los ricos siempre ganan, sea la crisis que sea. Esto tampoco es nuevo, hemos pasado por varias crisis espectaculares y siempre los Rockefeller han sido los Rockefeller (y la gleba ha seguido sirviendo al señorito bien en las caballerizas o ahora ocupándose de sus negocios a través de Internet).

Lo que nadie le quita a Rastani es la capacidad de haberse quedado con el personal mucho más que Obama cuando sale en la tele para anunciar la captura y muerte de Bin Laden. Ahora podrá vender libros a granel porque la desgracia es muy leída. Apenas unos minutos de entrevista en la BBC le han servido para provocar el pánico y para que le llamaran «loco visionario» (entre ellos nuestra vicepresidenta Elena Salgado que de visionarios tiene un master). Rastani ha hecho un papelón de cine actuando como el ángel exterminador que viene a la tierra a pregonar las catástrofes que nos aguardan en el infierno por supuesto privatizado y con Satán de único accionista. Según él en apenas doce meses los ahorros de millones de personas se habrán diluido como un azucarillo en el mar. Sus palabras son una invitación para arrojarse por las ventanas como en el 29 aunque ahora con los edificios inteligentes no hay forma de abrir ni para que entre una mosca, lo cual impide también que los inversores se arrojen (de ahí que los edificios sean inteligentes y algo piadosos también).

De momento, no hemos visto al señor Rastani ingresando en ningún siquiátrico, como tampoco le hemos visto bebiendo arsénico ni aunque fuera por compasión como decía Jardiel. Lo único coherente de su discurso es que cuando acabe la crisis habrá nuevos ricos porque habrán sido capaces de sacar partido a la ruina, tampoco es nuevo. Lo hemos visto en los documentales de La 2: cuándo el lago se seca los animales acuáticos se ven cercados y entonces los grandes depredadores se ponen las botas, apenas abren las fauces y los peces saltan despavoridos hacia ellos creyendo que les salvarán cuándo en realidad los quieren como parte del menú. Y eso lo podemos aplicar a todo, también en las Bolsas los grandes inversores desayunan ahorros de pequeños ingenuos que han pasado la vida pensando en su futuro, no siempre los grandes comen rodaballo salvaje que es pieza codiciada, también les basta con un puñado de chanquetes que somos usted y yo, sin ir más lejos.

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Rafael Martínez Simancas

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