Son innumerables las veces que compañeros de diferentes medios de comunicación me han expresado la dificultad de afrontar los temas relacionados con el mundo de los enigmas y el misterio de una manera seria, sin sensacionalismo ni amarillismo.
Y no es que resulte difícil, lo que ocurre es que desgraciadamente estas temáticas se han convertido para los mass media en un cajón de sastre en el que todo es válido y, además, se mide por el mismo rasero. Para muchos da lo mismo tratar el tarot o la videncia que las investigaciones sobre los enigmas de la mente, la historia, los misterios de la antropología y de la arqueología, o la investigación seria y documentada, que la hay y mucha, de fenómenos extraños e inexplicables. Como suelo decirles, todo depende del enfoque, de la objetividad, del rigor y de las fuentes de información utilizadas, como ocurre en todo periodismo de investigación.
Informar sobre dichos temas, menospreciados desgraciadamente en muchas redacciones, supone para la prensa generalista un reto por la falta de una adecuada base sólida de conocimientos sobre la materia, y en consecuencia, el contenido de la información ofrecida carece de la correcta perspectiva y rigurosidad. En el mejor de los casos, la noticia queda coja, incompleta; en el peor, supura sensacionalismo de baja estofa, da lugar a malos entendidos, ofrece conclusiones sesgadas o aparecen diversos datos erróneos en su redacción.
No en vano, igual que existe un periodismo especializado en temas deportivos o económicos, también es necesaria la especialización para abarcar el ámbito del misterio con seriedad y objetividad.
Vaya por delante, querido lector, esta presentación como declaración de intenciones de lo que es, y será, este espacio de opinión.
David Sentinella