Mariano Rajoy está viviendo uno de los momentos más dulces, tanto en lo personal como en lo político, a la espera de una victoria histórica en las urnas el 20N. Pero como dice el proverbio popular que se cuelga en algunas tabernas, “hoy puede ser un gran día, pero seguro que viene alguien y lo jode”.
Eso es lo que parece que le está pasando al Partido Popular. Lo preocupante es que quienes lanzan los torpedeos para fastidiar la llegada limpia de Rajoy a la Moncloa están en las filas del PP. Inaudito.
De Esperanza Aguirre todo el mundo sabe que su objetivo es tumbar a Rajoy sea como sea. La escandalosa bronca que ha montado en la educación pública madrileña no está gustando nada en Génova. Temen, no sin razón, que la polémica pueda levantar al electorado de izquierdas ahora aletargado gracias al nefasto ZP. Si eso ocurriera será gracias a la inoportuna presidenta madrileña.
Lo último también clama al cielo. De haberse consumado la intención de controlar los informativos de TVE, gracias a una moción propuesta por los consejeros del PP, habría sido poner a Rajoy a los pies de los caballos y retroceder a los tiempos de la mas ocura gestión de los gobiernos de Aznar en el Pirulí. Aunque TVE no ha cuajado su modelo como se esperaba, lo cierto es que no tiene nada que ver con la televisión de legislaturas anteriores, también las de Felipe. García Candau y María Antonia Iglesias también hicieron de lo suyo. No se vaya a olvidar.
Génova ha tenido que intervenir y obligar a sus consejeros a dar marchar atrás para evitar resucitar a los muertos en visperas electorales. ¿Pero a qué mente brillante se le ha ocurrido?
El futuro presidente del Gobierno tiene mucho trabajo para arreglar los desaguisados que nos deja Zapatero, pero mucho me temo que también tendrá que emplearse a fondo de aquí al 20N para limpiar de torpedos internos su, cada vez más corta, travesía al puerto de la Moncloa.
Quebrantahuesos