viernes, abril 19, 2024
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Políticos sin vergüenzas

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Pues sí, cada vez entiendo más la indignación de los indignados hacia lo políticos por la nula capacidad de afrontar los problemas con soluciones e imaginación. Es un hecho evidente que los dirigentes que nos han  tocado –no sólo los gobernantes- dejan mucho que desear. La falta de ideas la sustituyen con ruido y demagogia. Ya no hay proyectos, únicamente frases hechas. Los argumentos los han sustituido por los argumentarios que los políticos cacarean y repiten sin pararse a pensar que el efecto que causan es el contrario del que pretenden. Lo peor es que esa dinámica les “obliga” a superarse en cada frase con más barbaridades que suelen ser vitoreadas por sus respectivos palmeros.

Dejando a un lado al experto demagogo Gonzáles Pons y la cándida Saénz de Santamaría por el PP, y a la ininteligible Leire Pajín y el iracundo Antonio Hernando por el PSOE, me ha sorprendido, y mucho, Elena Valenciano. A la socialista, de mente ágil y lengua afilada le sobran recursos y no necesitaba caer en lo soez y lo zafio. Y lo ha hecho. La portavoz del equipo de campaña de Rubalcaba ha comparado a Rajoy con un jefe mafioso: “Encarga a sus secuaces las fechorías y, por la noche, se le saltan las lágrimas escuchando ópera”. Sencillamente es inaceptable.

Como también lo fueron, para variar, las palabras de María Dolores de Cospedal que al referirse a las propuestas de creación de empleo del candidato Rubalcaba no se mordió ninguna de las dos puntas de la lengua al afirmar que “sería casi delictivo tener la solución contra el paro y no haberla aplicado».

¿A dónde conduce esta carrera por decir la mayor boutade en el pretendido intento de ser ingenioso para convertir la frase en titular de prensa? Pues aunque en numerosas ocasiones lo consigan, los efectos colaterales no son desdeñables. Los ciudadanos, y en consecuencia los votantes, comienzan a dar muestras de cansancio ante tanta verborrea y ruido de cacerolas.

También en las últimas horas, José Bono ha entrado al trapo. Al manchego no hace mucha falta que le empujen porque entra solo y ha soltado una de la suyas: «No se puede pensar que desde una tienda de campaña se van a resolver los problemas de un país». Tiene toda la razón el Presidente del Congreso. Lo que pensábamos los españoles es que desde las instituciones como la que él preside, sí. Pero parece que no porque no son capaces.

Los peores enemigos de los políticos son ellos mismos y en modo alguno los de la tienda de campaña. Carentes de pudor, los políticos como los anteriormente citados, pasean la desnudez de su intelectualidad por los medios que les dan acogida.

Sin vergüenza.

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Alfonso García

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