miércoles, abril 24, 2024
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La Universidad en el séptimo cielo

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Una excelente oportunidad perdida. En los Desayunos de Europa Press comparecieron de una tacada el presidente de la Conferencia de Rectores, Federico Gutiérrez-Solana, y los secretarios de Estado de Universidades y de Investigación, Marius Rubiralta y Felipe Petriz, acompañados del presidente del Consejo Superior de Cámaras de Comercio, Manuel Teruel. Todos daban las gracias porque la Universidad tuviera una excelente tribuna para contar lo que hace y acercarse a la sociedad. Sin duda la tribuna era excelente, pero la Universidad tiene que estar en la calle, contando lo que hace y rindiendo cuentas todos los días. Si no lo hace es porque no sabe, no quiere o está mirándose el ombligo.

La Universidad va bien. Como la España de Aznar. Lo sostienen los altos cargos educativos, que hablaron de ética social, de competitividad y de empleabilidad. Y eso a pesar de que invertimos poco en educación y que, si hay nuevos recortes, «España será sólo una playa de Europa». Tienen razón en algunas cosas y es cierto que la Universidad está haciendo una importante reconversión en lo educativo, el proceso de Bolonia, y, en menor medida, en la investigación, nada o casi nada en la innovación. Un cambio en la Universidad es muy duro. Otra cosa son los resultados. Pero sigue encerrada en sí misma. Contemplándose y pidiendo más a «los otros». Sin un atisbo de autocrítica, instalados en la autocomplacencia. Según sus rectores no sobran Universidades -más de setenta y cinco- y «hacemos autocrítica todos los días, más que ningún otro sistema». Lo que pasa es que la Universidad es la gran desconocida -¿desaparecida?- y los medios la tratamos mal. Lo de la preocupación por la empleabilidad es relativamente nuevo en un lugar donde hasta ahora no interesaba casi nada el futuro laboral de los universitarios. Pero como dijo, el secretario general de Universidades «empleabilidad sin empleo no tiene equilibrio», así que no tengamos complejos.

El contrapunto lo puso el presidente de las Cámaras, Manuel Teruel. Y la sensatez. Hay 1.300.000 empresas en España de menos de 10 trabajadores. A esos emprendedores, la Universidad les podía aportar conocimiento e innovación. Y no les da nada. Cuando un empresario tiene un problema no acude a la Universidad, sino a una consultora. La Universidad podría ser la consultora de las consultoras, pero no lo es. La inmensa mayoría de quienes se licencian no vuelven nunca a la Universidad. Todo un  dato acerca de un campo -el de la formación permanente, el de la asesoría- que la Universidad desprecia. Tan importante como la mejor formación es la formación en habilidades. Muchos profesores nunca han salido de la Universidad, viven en «pequeñas Cubas». La Universidad, dice Teruel, es una empresa más. ¿Seguro? ¿Cuánto cuesta la Universidad? ¿Qué resultados produce? Según reveló Rubiralta, en el curso 2013-2014 podremos conocer los costes reales de las Universidades públicas porque se ha implantado un modelo común de contabilidad analítica. Tendremos que seguir esperando. Hay mucho más. Volveremos.

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Francisco Muro de Iscar

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