Cada día que pasa me pregunto por qué continúan en el poder dos sátrapas como Gadaffi y Bachar el Asad. No lo entiendo porque se supone que Occidente, léase Estados Unidos y varios países europeos, están prestando apoyo a los disidentes tanto en Libia como en Siria. Sin embargo, la situación parece enquistada y Gadaffi continúa instalado en su locura y Bachar el Asad en la suya, que no es otra que la del poder totalitario.
Lo cierto es que no termino de entender por qué las operaciones de apoyo a los disidentes libios no son más contundentes. Estamos pero no estamos, intervenimos sin intervenir, apoyamos lo justo y mientras se van sumando centenares de muertos.
De la misma manera que no termino de comprender la política de paños calientes con Siria. ¿Será por miedo a Irán? Reconocerán que cuesta entender por qué la comunidad internacional no da un paso al frente para ayudar a los ciudadanos sirios que se están jugando la vida luchando solos contra el régimen de Bachar el Asad. Hay miles de sirios que son auténticos héroes, que salen a la calle sabiendo que se juegan la vida, pero, sobre todo, sintiendo la inmensa soledad de saber que Occidente les tiene simpatía pero poco más.
Cuesta entender esta pasividad cuando por menos se han hecho guerras, ¿hablamos de Iraq? ¿o de Afganistan? El caso es que la Comunidad Internacional parece tener varas de medir distintas para cada caso, y lo que vale para unos no vale para otros. No sé si al final los libios serán capaces de deshacerse del coronel Gadaffi y enviarle al exilio y lo mismo los sirios respecto a su dictador Asad. Lo que si se es que si lo logran habrá sido solos, porque la ayuda prestada es escasa.
La comunidad internacional no se andó con sutilezas con Sadan Hussein, un dictador de la misma calaña que Gadaffi y Bachar el Asad. De manera que me pregunto por las varas de medir para en un caso desencadenar el infierno de una guerra y en los otros amagar y no dar.
Lo peor es que pasan los días y ambos conflictos parecen enquistados, y por si fuera poco el presidente Obama tiene dificultades para explicar, y sobre todo convencer a su país, que deben de ayudar a los libios y a los sirios a liberarse de sus satrapas. De la misma manera que en la Unión Europea hay un interés insuficiente por que se resuelvan de una vez por todas estos dos conflictos que parecen distintos, pero que en el fondo son iguales: dos países que sufren una dictadura feroz y unos ciudadanos heroicos que se juegan la vida por la libertad. Y nosotros mirando y poco más.
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Julia Navarro