jueves, abril 25, 2024
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El «misión cumplida» de Obama

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No hubo pancarta, no hubo pelotón animando, no hubo aterrizaje vertical en portaaviones ni – gracias a Dios – traje de piloto. Pero no nos engañemos: el presidente Obama pronunció su propia versión de discurso «misión cumplida» el miércoles.

La política en sí no fue ningún triunfo, sólo un compromiso de mínimos entre la retirada de efectivos de Afganistán más lenta solicitada por los mandos militares y el ritmo más rápido deseado por bastantes legisladores Demócratas y una parte importante de la opinión pública. Pero Obama lo engalanó muy bien, envuelto con un lazo y afirmando, prematuramente tal vez, que su «incremento» en Afganistán ha sido un éxito.

«Iniciamos este repliegue desde la posición de fuerza», anunciaba el presidente en su alocución en horario de máxima audiencia. «Al-Qaeda se encuentra bajo más presión que nunca desde el 11 de Septiembre. Junto a los paquistaníes, hemos eliminado a más de la mitad de la dirección de al-Qaeda.

Y gracias a los profesionales de nuestro espionaje y las Fuerzas Especiales, matamos a Osama bin Laden, el único líder que al-Qaeda habría conocido. Fue una victoria para todos los que han formado parte del ejército desde el 11 de Septiembre».

El «repliegue desde la posición de fuerza» suena extrañamente parecido a la fórmula «vuelta con éxito» que utilizó a propósito de Irak George W. Bush – y los parecidos no acaban aquí. «Nos consuela saber que la marea de la guerra se aleja», dijo Obama. «Hemos puesto fin a nuestras misiones de combate en Irak, con 100.000 efectivos estadounidenses fuera ya del país. Y aunque pueda haber días tristes en Afganistán por delante, la luz de una paz segura puede contemplarse en la distancia».

Claro que el presidente guardó un silencio característico en su celebración, advirtiendo de «enormes desafíos» por delante. Su gabinete se mostraba menos comedido; hablando al amparo del anonimato, sus ayudantes mantuvieron una videoconferencia la tarde del miércoles con acusaciones audibles. «No hemos visto una amenaza terrorista emanar de Afganistán los últimos siete u ocho años», se jactaba uno, no encontrando «ninguna indicación de que haya alguna iniciativa en el seno de Afganistán encaminada a utilizar Afganistán como trampolín para perpetrar atentados… La amenaza ha salido de Pakistán la última media docena de años más o menos, e incluso más».

¿Por qué mandó Obama decenas de miles de efectivos adicionales a un conflicto que se ha cobrado más de 1.500 vidas estadounidenses si no ha habido ninguna amenaza terrorista procedente de Afganistán los últimos siete u ocho años? ¿Y por qué deja destacados a la mayoría de ellos?

Obama espera seguramente que su plan de declarar la victoria y replegarse lentamente nos sitúe en alguna parte entre el colapso catastrófico en Afganistán y un compromiso estadounidense sin final. Pero hablar a la ligera conlleva un riesgo: al afirmar que las cosas van tan bien, Obama acabará pareciendo un inconsciente, como le pasó a Bush, si las cosas van mal después.

Eso es más que una posibilidad teórica. Como concluye una investigación abierta por el Comité de Exteriores del Senado, Afganistán ha desperdiciado el margen de tiempo que le dio el incremento, realizando sólo progresos modestos hacia la gestión pública competente. La totalidad menos el 3% del PIB de Afganistán es gasto militar exterior.

Pero Obama está muy necesitado de una victoria, y declararla en Afganistán es una opción tan buena como cualquiera. A 16 meses de las elecciones, parece que su liderazgo tiene problemas allí donde mira. Los Demócratas de izquierdas y muchos Republicanos se están uniendo en oposición a su intervención militar en Libia. La Reserva reducía de pronto el miércoles sus pronósticos de crecimiento para los ejercicios 2011 y 2012. Hasta Al Gore se queja, de la labor de Obama por el calentamiento global. Un sondeo Bloomberg concluye esta semana que sólo el 30% de los estadounidenses dice estar seguro de votar a Obama en comparación con el 36% que tiene claro que no le va a votar.

Frente a tan triste panorama, la gestión del terrorismo por parte de Obama es su actuación más segura – el 69% en el sondeo Bloomberg. El presidente recordaba a los estadounidenses el motivo de que tengan esta opinión, al recordar su derrota de bin Laden. «La información que recuperamos del inmueble de bin Laden muestra que al-Qaeda se encuentra bajo enormes presiones», dijo. «Bin Laden manifestaba su inquietud porque al-Qaeda haya sido incapaz de relevar con eficacia a los mandos terroristas que han caído… Hemos puesto a al-Qaeda en la vía a la derrota, y no vamos a ceder hasta haber terminado el trabajo».

Eso, una vez más, recuerda a Bush. Pero al final de la alocución, Obama ponía más altas las miras. «Con confianza en nuestra causa, con fe en
nuestros conciudadanos y con esperanza en nuestros corazones, nos pondremos a trabajar ampliando la promesa de América — a esta generación y la próxima».

No hace falta pancarta de «misión cumplida» cuando utilizas las palabras de cierre del discurso de la segunda investidura de Abraham Lincoln.

Dana Milbank

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