viernes, abril 19, 2024
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Extremadura y la derrota de la izquierda

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Hasta hace apenas unas horas, Cayo Lara aún no quería siquiera colocarse ante esa situación: que el PP gobernase en Extremadura gracias a la abstención de su partido, Izquierda Unida. “No valoro ese supuesto”, decía en una entrevista en Público, este domingo. “La coherencia, firmeza, solidaridad y compañerismo de Extremadura predominarán frente a otro tipo de intereses.”

El “supuesto” finalmente se ha hecho realidad. Los dirigentes de IU en Extremadura –apoyados por una amplia mayoría de sus militantes– han entregado uno de los últimos bastiones socialistas al PP, a pesar de que Cayo Lara durante la campaña prometió en numerosas ocasiones que su partido no permitiría ni “por activa ni por pasiva” un gobierno del partido de Rajoy. “No pasarán. El PP no pasará a ningún gobierno ni por la acción ni por la abstención de esta fuerza política”, decía Cayo Lara una semana antes de las elecciones, precisamente en un mitin en Cáceres.

La decisión que ha tomado IU en Extremadura deja al coordinador federal de la coalición a los pies de los caballos. También a su partido, que tendrá mucho más difíciles las próximas elecciones generales. “El PSOE hace política de derechas, pero no es la derecha. Asimilar ambos es ignorar años de historia y la sociología electoral, que es lo real”, ha explicado en su twitter Gaspar Llamazares, que también era contrario a permitir que el PP gobernase: “La democracia es decisión de la mayoría con respeto a las minorías, pero ser mayoritario no significa tener la razón. Es un error político”.

Llamazares tiene toda la razón en su análisis. Es un error político porque gran parte de los votantes de IU en las distintas elecciones lo que buscan no es que gobierne el PP, sino modular las políticas del PSOE, forzando gobiernos de coalición que obliguen a los socialistas a virar su gestión hacia la izquierda.

La mayoría de los militantes de IU en Extremadura han respaldado entregar el gobierno al PP con su abstención. Es probable que en su decisión hayan pesado mucho las relaciones personales: una enemistad con los socialistas, que han despreciado a IU en Extremadura durante años –en las anteriores autonómicas, IU ni siquiera obtuvo representación parlamentaria gracias a la ley electoral que aprobó el PSOE–. Probablemente esta postura sea entendida por muchos militantes de IU, que también argumentarán ­–con razón– que el PSOE pacta con el PP en muchas plazas, o que IU no está para ser una muleta del herido socialismo. Sin embargo, es dudoso que todos los votantes de IU vayan a compartir esta posición, que da argumentos al llamado “voto útil”.

Más allá de IU y su laberinto, lo ocurrido en Extremadura agrava aún más la derrota socialista y deja al PSOE ante una pesadilla jamás imaginada. Si las tendencias no cambian radicalmente, en cuestión de dos años habrán perdido La Moncloa y también todas las autonomías: incluso Andalucía y Euskadi. Se acabaron los barones, ahora llegan los hidalgos. El único poder territorial que conservarán los socialistas serán los gobiernos en coalición de Canarias y Navarra –en ambos casos como socios minoritarios–, y algunos ayuntamientos de ciudades, como Zaragoza, Toledo o Vigo.

PSOE e IU tienen un espejo en el que mirarse para adivinar su futuro. Es la Italia en la que Berlusconi ha reinado durante más de 15 años ante la fragmentación y los errores de la izquierda.

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Ignacio Escolar

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