Ayer, los macarras que han tomado la calle porque “ellos lo valen” quisieron quebrar la voluntad de los catalanes y cometieron uno de los mayores delitos que existen contra la democracia: intentar secuestrar a los representantes de la soberanía popular. De la única soberanía popular.
En su desvarío, los matones no permitieron a los diputados entrar al Parlamento catalán. De hecho, tuvieron que hacerlo en furgones policiales. Pero eso, con ser denigrante, no fue lo peor. Lo peor fue que el Molt Honorable President de la Generalitat de Catalunya señor Artur Más entró en helicóptero.
Cuando vi la foto, se me cayó el alma a los pies. No me lo podía imaginar. El más alto representante de la autonomía y el presidente de los catalanes no tenía la dignidad suficiente para entrar en su coche en el recinto del Parlamento y tenía que hacerlo en un helicóptero por culpa de unos fantoches. Y digo dignidad. Dignitat en catalán.
Perdone, President Mas, pero eso no es lo que esperaban muchos catalanes de usted y, mucho menos, la mayoría de los españoles. O, al menos, yo. Usted tenía que haber entrado en el Parlament con toda la dignidad que le otorga su cargo. Y, si para ello, los Mossos d’Esquadra tenían que cargar contra los energúmenos para abrirle paso, lo tendrían que haber hecho. Usted es el President. Usted no puede entrar por la puerta trasera. Ahí le ganaron. Me defraudó.
Supongo que tendrá asesores que le habrán dicho que hizo lo que tocaba para evitar no se sabe cuántas cosas malas. Pero usted sabe en su fuero interno, como yo, que no estuvo a la altura de lo que se esperaba de su dignidad. Y esa es la peor de todas.
Y, por favor, nunca jamás vuelva a pedir comprensión a la ciudadanía por si decidiera usar la fuerza de forma legítima. Insisto, de forma legítima. Eso es otra muestra de debilidad que le pasará factura. Y otra falta de dignidad.
Pinocchio