El buenismo llevado a cabo por ZP, en estos siete años y medio de gobierno, ha traído consigo a una serie de grupos que se creen los reyes del mambo. El todo vale del presidente del Gobierno ha degenerado en individuos que piensan que la calle es suya. La pérdida de valores propios de la democracia ha desgastado tanto a la sociedad española que, en este tardozapaterismo, han aparecido unos grupúsculos que la están intentando poner contra las cuerdas. Y me estoy refiriendo a Bildu, Anonymous e Indignados.
La legalización de Bildu fue un escándalo político de enormes dimensiones ya que un tribunal político, apoyado por el Gobierno, enmendó la plana a un tribunal jurídico. Las consecuencias de aquel retorcimiento legal las hemos visto este fin de semana en el País Vasco, en donde los grupos pertenecientes al movimiento Batasuna han vuelto a envalentonarse y a violar la libertad. Como en los viejos tiempos. Y lo peor es que van a manejar más de 1.000 millones de euros de todos los españoles.
Los autollamados Anonymous son un grupo parecido. Son los kaleborroca de internet. Gente muy preparada, que domina la red y que se dedica a cometer delitos desde la impunidad del anonimato. Porque lo suyo es delictivo. Sus ataques a las webs y a las instituciones que no les caen bien ya no es una diversión de unos cuantos hackers aburridos sino acciones de auténticos delincuentes de click blanco. Sus ataques no tienen ninguna gracia, aunque algunos inocentes les rieran las gracias cuando atacaron al Ministerio de Cultura o a la SGAE. Su organización y su forma de actuar ya está recogida en el código penal. Y, además, son muy chulitos. Como la policía ha detenido a tres, decidieron cargarse la web de la policía al mejor estilo de los cárteles mejicanos. Ojo por ojo. Creo que habría que volver a revisar el Código Penal para endurecer las penas relacionadas con estos individuos.
De los Indignados ya he hablado, suficientemente, en estas páginas. Sus acciones del sábado ante los ayuntamientos en los que el PP había ganado democráticamente la alcaldía los han vuelto a retratar. Son un producto típico de esa izquierda ramplona, casposa y vengativa que Zapatero animó con su errático comportamiento revisionista.
Pero lo más grave de todo es que el Gobierno no defenderá a la sociedad civil y pacífica que forman la mayoría de los españoles de estos grupúsculos porque Rubalcaba cree que defenderla le restaría votos en las próximas generales. Qué grave equivocación de alguien al que consideran una lumbrera de la política.
En los tres casos, está criando cuervos. De hecho, alguno ya se le ha tirado a los ojos…
Pinocchio