jueves, abril 25, 2024
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Los rescoldos del #15m

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El 22-M no ha apagado del todo las manifestaciones contra la partitocracia. Pero los partidos demuestran tras los comicios lo poco que han escuchado a un movimiento con evidente impacto electoral. El PP gana con la estrategia del silencio de Rajoy y su argumentario para culpar al gobierno de la profundidad y duración de la crisis. El PSOE emprende un camino hacia la coronación del vicepresidente Alfredo Pérez Rubalcaba con la eliminación rauda de la candidatura de Carme Chacón. De debate, nada. Ni Zapatero, ni Rubalcaba, ni Rajoy han dedicado mucho tiempo a reflexionar sobre las demandas de la llamada #spanishrevolution y de tantos ciudadanos que comparten algunas de ellas, sobre todo la apelación a una democracia más abierta y responsable, menos corrupta y burocrática.

A la Generalitat de Cataluña le tentó el orden y la esperada celebración de la victoria del Barça en la Champions. En aras de la salud pública -en acepción robesperriana, supongo- mandó a los Mossos a desalojar la #acampadabcn con una violencia que sólo ha aparecido con los nervios de la derecha política. Desde Madrid, Esperanza Aguirre y Gallardón se unían a los comerciantes para pedir el fin de  la #acampadasol. Los beneficiados del cansancio bipartidista, UPyD e Izquierda Unida, han enarbolado algunas de las demandas. La izquierda nacionalista perjudicada, BNG y ERC, han incluido la protesta ciudadana en sus reflexiones poselectorales.

En los medios la huella continúa y pelea minutos y columnas con la derrota socialista. La comunicación en la red es horizontal y abierta, pero llegar a la agenda mediática es clave para ganar difusión e influencia. Las concentraciones y acampadas han animado el debate político más allá de la lucha partidista. Las imágenes y crónicas de la protesta aún hacen pensar, tanto a quienes están a favor como a los que no. Muchos se sentirán defraudados al ver la sordera democrática de los grandes partidos. Siguen a lo suyo, esa democracia partidista cuyo objetivo es sostener el poder.

¿Qué hacer? La pregunta revolucionaria de Lenin vuelve. Cómo convertir la protesta en política, real, práctica y sostenible. Stéphane Hessel, el nonagenario autor del ¡Indignaos!, el panfleto inspirador de muchos, pide compromiso político. Algunas de las reivindicaciones no son de derechas ni de izquierdas, sólo de mejor democracia. Ni siquiera reclaman democracia directa, sólo política más abierta y participativa. Como las redes donde se ha generado la protesta.

La red ha demostrado su poder de debate y movilización. Pero ahora debe impregnar a los partidos y a la sociedad. Y como recordaba Lenin, requiere líderes. ¿Será José Carlos Carmona, el militante socialista que quiere desafiar a Rubalcaba en las primarias uno de ellos?

Bajo los adoquines de la Puerta del Sol y de la Plaza Cataluña no hay playa. Pero internet es un nuevo espacio público, con otras normas y reglas: las de la participación, la innovación y la comunicación, no las del poder institucional. La red ha llegado a la calle. De la organización y el debate de estos días surgirán líderes. Al menos ciudadanos con compromiso. De la erupción de #spanishrevolution pueden quedar sólo rescoldos, pero el fuego no está apagado. La política somos todos. No es sólo dominio de los profesionales del poder.


Juan Varela

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