jueves, marzo 28, 2024
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Las Trampas del azar

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En “las trampas del azar” el dramaturgo Buero Vallejo nos revela una extraña historia que sirve de ejemplo para mostrarnos las ataduras que nos unen, por obra del azar, con un destino en el que apenas si tenemos ocasión de definirlo en una u otra dirección.

Una trampa del azar, podría ser, el hecho de que en la sucesión de Rodríguez Zapatero sean protagonistas de primer orden aquellos mismos que fueron los principales artífices de su éxito en los días largos y terribles que fueron del 11 al 14 de marzo de 2004.

Porque por azar, además, aquellos protagonistas que como mosqueteros inseparables se conjuraron para vencer al PP de la guerra y de la mentira, como antes habían hecho para resistir al hurto programado de la mayoría socialista en la Asamblea de Madrid, han terminado siendo los protagonistas vivos, en primera escena de la política, y con opciones a ser los sujetos del futuro inmediato en la carrera de la sucesión que el propio ZP habían anunciado el pasado dos de abril.

“Frente a frente”, como en la vieja canción de Cecilia, rescatada a las listas de grandes éxitos por el cantante maño Bumbury, Rubalcaba y Chacón hacen memoria de los momentos felices en los que se alumbraban éxitos pequeños, es cierto, de recuperación del peso y del protagonismo del PSOE, pero que iluminaban con luz suave y segura el camino del futuro.

Habrán recordado ambos, compartiendo asiento en la última fila de la Comisión Ejecutiva en la reunión del Comité Federal cuando apostaban por los resultados de las primeras elecciones a las que acudían con la marca zapatero y todo el caudal de optimismo que junto a otros compañeros, periodistas y amigos compartían en el diseño de un nuevo socialismo en la era posterior a González.

Pero habrá sido Rubalcaba, incombustible y completo, pletórico y dispuesto, quien finalmente habrá sentido en exclusiva el verdadero valor de la espera y la inteligente habilidad que hay que tener para no dejarse llevar por músicas celestes, ni por cantos de sirenas, ni otros elogios tan simples como edulcorantes, que poco tienen que ver con la realidad verdadera, esa sucesión aciaga de hechos, las más de las veces, que hacen de la política no un cuento de hadas ilusionante, sino un trayecto duro, difícil y amargo pero que satisface la oportunidad de ser identificado como el elegido para poner orden, resolver dando respuesta y hacer recuperar el animo a cientos de miles, si no millones, de hombres y mujeres que miran atentos hacia sus ojos encorvados, su mirada risueña, su gesto simpatico y su habilidad resplandeciente para encontrar tanto en sus palabras como en su compostura todas y cada una de las respuestas que este gobierno hace ya tiempo que es incapaz de explicar con acierto, no ya por su boca, sino por la confusión en la complejidad de los juegos palaciegos que han estado a punto de echar por el traste la decisión más inteligente y anhelada por el viejo y joven votante socialista: ver A Alfredo Pérez Rubalcaba explicando decisiones y acciones que él mismo ha diseñado.

Vienen mejores tiempos, si los demás aprenden a ocupar su nuevo espacio secundario. Dejando que sea esta vez el destino y no el azar tramposo el que nos muestre un panorama político con más color y contenido que esta nube gris que no termina de irse.

 

 


Rafael García Rico

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