No salgo de mi asombro aunque espero salir pronto porque, de lo contrario, habremos salido de guatemala para entrar en guatepeor.
Me cuentan y no paran que el ente Radiotelevisión de Castilla-La Mancha se ha convertido en la joya de la corona del cambio político que se ha producido con las elecciones. Me dicen que hay cola de periodistas famosos esperando hablar con María Dolores de Cospedal para decirle, cada uno de ellos, que es la persona ideal para dirigir esa entidad emblemática manchega.
No voy a decir nombres aún pero los daré y más de un lector se echará las manos a la cabeza. De estupefacción, claro. Porque entre ellos hay periodistas que, hasta ahora, han renegado de las radiotelevisiones públicas. Escandaloso. En cualquier caso, me extrañaría mucho más y sería más escandaloso aún que la señora De Cospedal considerase a esa RTV como algo imprescindible para su gestión. Y, por supuesto, me defraudaría aunque eso le debe traer sin cuidado.
Entiendo que no la pueda privatizar aún hasta que no cambie la ley del Tercer Canal, pero me sentiría muy desilusionado si, hasta que llegase ese momento, no colocase en ese ente público a alguien que le diese el menor perfil posible. Entre otras cosas, para intentar reducir su deuda. Que falta le hace.
Pinocchio