Aquel que definió a la UE como la Europa de los Mercaderes acertó. Cada día que pasa se ve más claramente que es una Europa imposible. Sin ningún principio ni valor, con cientos de espasmos tribales y carente del más mínimo atisbo del concepto nación, camina directamente al abismo. Sólo la une el dinero. Y ahora ni eso. Ha llegado la crisis y la ha dejado en cueros. Y lo que es peor, al borde de un ataque de nervios. No se suicida porque a Alemania no le interesa.
Pero, como a perro flaco todo son pulgas, cuando la UE tirita de frío a la espera de una manta alemana, Dinamarca ha tomado una medida unilateral que ha tocado, seriamente, al otro pilar de la unión: el Tratado de Schengen. Ese tratado que elimina las fronteras interiores en Europa pero que, en la realidad, sirve de coladero a la inmigración ilegal. Dinamarca, cansada de ver la inutilidad del famoso tratado para sus intereses nacionales, se ha liado la manta a la cabeza y ha decidido instaurar controles aduaneros permanentes con Alemania y Suecia. El Tratado de Schengen al carajo.
Por cierto, es bueno recordar que la decisión danesa se produce en medio del debate abierto sobre la reforma del propio Tratado impulsada por Francia e Italia ante la llegada masiva de inmigrantes árabes procedentes del norte de África.
Creo que, antes o después, Alemania y Francia harán entrar en razón a Dinamarca y pararán la medida a base de amenazas económicas y campañas mediáticas con acusaciones de ser una disposición propia de la extrema derecha. Pero, en cualquier caso, la decisión tomada es un gesto que se debería valorar fríamente porque indica muchas cosas.
Indica, entre otras, que alguien en Europa ha dicho basta a que todo valga en inmigración, especialmente, árabe. Autodefensa. Y eso debe ser tomado, al menos, en consideración por la UE.
Yo, esta mañana, me he acordado de Oriana Fallaci.
Pinocchio