jueves, abril 25, 2024
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La encrucijada vasca del PP

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El Partido Popular ha reafirmado su apoyo al Gobierno de Patxi López, después de conocer la sentencia de Bildu. Romperlo, precisó Federico Trillo en la noche de arranque de campaña, “sería un triunfo para ETA”, quien puso en el punto de mira al Ejecutivo vasco antes de constituirse. Sin embargo, no todos lo entienden así. El ímpetu con el que algunos socialistas –incluido el propio lehendakari- reclamaban la legalidad de Bildu, y la aprobación casi en bloque de los magistrados del Constitucional elegidos por el PSOE deshizo la frágil camaradería entre ambos partidos: “ETA está en las instituciones por culpa de los socialistas”, afirmó con rotundidad la presidenta de la Comunidad de Madrid, en sintonía con buena parte de su electorado. La sentencia política de Bildu profundizó en la grieta abierta en el acuerdo de Gobierno en Euskadi.

El lehendakari Patxi López reitera en las últimas horas que “el pacto con el PP funciona, goza de buena salud y se va a mantener en el tiempo”, aunque también tiene sus detractores en el campo socialista. Odón Elorza, para quien la sentencia de Bildu es “fantástica”, advierte de que ha llegado el día de cuestionarse el pacto con el PP. Otrosí dijo en su día Eguiguren, presidente del PSE-PSOE, vagamente reprendido por López antes de ser elogiado en público por Zapatero. Consciente de la situación, el ministro de la presidencia, Ramón Jáuregui, admite que, tras Bildu, la pervivencia del acuerdo, “es muy difícil”.

Pero la verdadera encrucijada la tiene el PP. El PSE-PSOE puede reforzar el apoyo con el PP o incluso despreciarlo –como lo han hecho algunos de sus miembros- pero también mantenerse un tiempo con una actitud pasiva, mientras madura su estrategia. Los populares de Basagoiti deberán deglutir la tensión interna por la legalización de Bildu, contra la que se quedaron solos, con la única compañía de UPyD.

Hasta ahora, Antonio Basagoiti ha encarnado una política posibilita que ha consistido en separar “las palabras de los hechos”, por lo que encajó los discursos de sus aliados en favor de la vuelta de la izquierda abertzale (Bildu) a los ayuntamientos pero rechazó los hechos: bloqueó las iniciativas parlamentarias del PSE en tal sentido. Eran los hechos, decía: Las detenciones y la debilitación de ETA y de su entorno.

¿Y ahora? Es otro tiempo. Pedir coraje a los concejales vascos ante la vuelta de Batasuna sin tener la convicción de que ETA se ha acabado es complicado. Pero, ¿y romper, o dejar caer al Gobierno de López? También ello tendría sus riesgos para el PP vasco. Sería el culpable visible ante el electorado, con el que se borrarían las demás responsabilidades.  Algo inconcebible antes de las Elecciones.  

Mantener el acuerdo con el PSE requeriría, sin embargo, de un nuevo pacto: El texto firmado por ambos en marzo de 2009  “Bases para el cambio democrático al servicio de la sociedad vasca” no resiste un análisis de coincidencia con la situación actual. En el seno del PP vasco se avivan antiguas tensiones no apagadas. Así las cosas, la clave estará en la estrategia de los socialistas vascos. El cambio ha atravesado las fases de  ilusión, la buena gestión, la falta de pasión y ahora la incertidumbre. El PSE deberá desvelar su estrategia en cuanto el nuevo panorama tras el 22-M se vislumbre.  

En este clima, Antonio Basagoiti comparece en Madrid en la máxima expectación. La alternativa al nacionalismo, tan ansiada por corrientes de opinión críticas con el nacionalismo institucional, atraviesa horas cruciales, a los dos años de haberse alcanzado. La diferencia entre la situación planteada con Mayor Oreja, que podía haber sido lehendakari, y Antonio Basagoiti, es que éste estaba en la segunda posición ante el PSE; por lo que se hizo notoria la obligada generosidad en el pacto con el primer partido constitucionalista. Lo ha hecho sin reservas, sorteando las dudas y los temores propios; con la misma generosidad que lo hubiera hecho Nicolás Redondo con Jaime Mayor. Pero hay otra diferencia: Jaime Mayor hubiera sido también generoso con el segundo partido, mientras que el que le ha tocado a Basagoiti, o no ha querido o no ha podido.  Difícil disyuntiva.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


Chelo Aparicio

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