La semana pasada, como todo el mundo sabe, se publicó la encuesta de población activa y los datos que mostraba eran bastante desalentadores. Esos datos nos indicaban que la cifra de parados en España roza los 5 millones y que tenemos al 21,29% de la población activa en desempleo. Para hacernos una idea, la media comunitaria de desempleo es del 9,5%, es decir, que estamos en presencia de un drama que está afectando a España en mucha mayor medida que a otros países de nuestro entorno y al que además no se le ve una solución en el corto plazo, ya que el consumo interno de nuestro país sigue cayendo y nunca hemos estado volcados a la exportación, amén de los problemas con el crédito.
José Manuel Campa, Secretario de Estado de Economía, al hilo de estos datos, hizo unas declaraciones en las que nos indicó que el sector servicios y el turismo tendrán un papel importante en la reestructuración del sistema productivo y que era necesario acelerar la reforma de la negociación colectiva.
Creo que el planteamiento del Sr. Campa no es correcto porque parece como si, en sus declaraciones, diese a nuestro sector industrial por muerto y enterrado en lugar de verlo como un sector productivo más que tenemos que dinamizar y poner en condiciones de poder competir en el exterior y, también, porque necesitamos más cosas además del turismo y de la reforma de la negociación colectiva. Quedarse sólo estas dos cosas, especialmente en la negociación colectiva, no es curar la enfermedad sino atajar los síntomas.
La enfermedad tiene varios orígenes, primero, unas tasas de inflación elevadas, por encima de la media de nuestro entorno de manera tradicional. Segundo, una elevación de las retribuciones salariales por encima de los incrementos de la productividad y, tercero, un empleo de más mano de obra y de menos tecnología que los países desarrollados con los que competimos. Todo ello con el agravante de nuestra dependencia energética y con la política errática en esa materia que han llevado los sucesivos gobiernos de nuestro país.
No se trata, por tanto, de que la reforma de la negociación colectiva sea sólo un problema de retribución salarial, sino además, un avance técnico y del uso de tecnologías modernas aplicadas a la producción. Quedarse en medidas de rebaja o recorte salarial sería una reforma totalmente cortoplacista y lo que tenemos que hacer es, además, tomar medidas para el futuro próximo.
Por tanto, Sr. Campa, me permito recordarle que la negociación colectiva es necesaria pero no suficiente y que es el ejecutivo quien, vía pactos entre empresarios, sindicatos y fuerzas políticas, puede tratar de controlar la inflación sin dañar nuestra economía y también que es el ejecutivo quien puede decidir fomentar, por la vía de las deducciones fiscales, la innovación tecnológica, pongo por ejemplo.
En la división de las menores retribuciones salariales, competimos con India o Vietnam. En la división tecnológica competimos con Alemania o con Francia.
Sr. Campa ¿en qué división quiere que juegue España? Si puedo elegir, yo opto por la segunda.
José Luis Martín Miralles