jueves, abril 25, 2024
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El Supremo y Bildu

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La decisión de la Sala del 61 del Tribuna Supremo que deja fuera de las elecciones del día 22 a las listas de Bildu, y que aún está pendiente de recurso ante el Tribunal Constitucional, es controvertida. Es algo que no se puede negar no tanto por la algarabía en torno a la misma sino por el hecho de que seis magistrados de una Sala de dieciséis han votado en contra y otro más ha mantenido una posición que, más que intermedia, es, sencillamente, distinta de las de los otros dos grupos. Hay cuestiones discutibles –y está es una de ellas- y se resuelven de acuerdo al procedimiento y al sistema democrático de votación. Y, resuelta así, la resolución del Supremo es, al mismo tiempo, legítima y razonable.

Lo que la controversia jurídica no justifica es la discusión sin sentido, del tipo del famoso diálogo “¿qué hora es?”, “manzanas traigo” que, en este caso, sería algo así como “son las ocho”, “¿y a mí qué me importa, maldito, lo que interesa es que traigo manzanas”. Lo que el Supremo ha estimado son los argumentos de las demandas basadas en informes policiales: la coalición es una estrategia de Batasuna, brazo de ETA, para buscar un subterfugio y estar presente en las elecciones y, con ellas, en las instituciones. Y como es un subterfugio para dar continuidad, vía testaferros, a una organización ilegalizada y dependiente de la banda, las listas no pueden comparecer en las urnas. Lo que podrían oponer quienes se rasgan las vestiduras sería, como hacen los magistrados discrepantes, es que eso no está suficientemente acreditado o, en última instancia, que no lo está en absoluto, pero no que el argumento de la mayoría está basado en datos subjetivos, que se vulnera el derecho a presentarse a las elecciones o a votar en ellas, que se pueden dar ahora alteraciones del orden público o que el PNV puede que no logre la mayoría suficiente –con el concurso activo o pasivo de Bildu- para gobernar en algunas instituciones locales o forales.

Los magistrados de la mayoría consideran que esa vinculación estratégica con Batasuna y ETA es un “dato objetivo”. Se puede discrepar pero no negar el argumento para, caricaturizándolo, haces más fácil la crítica. El derecho a presentarse a las elecciones debe cumplir requisitos, desde formales a materiales, y EA y Alternatiba podrían haberlo hecho si no se hubieran prestado a una estrategia de salvación propia que incluye, a juicio del Supremo, ponerse en manos de Batasuna. Los ciudadanos no tienen derecho a que se presente a las elecciones su partido ideal, sino a votar libremente a las candidaturas legales que cumplan con las normas. Y las consecuencias para unos y otros partidos son apreciaciones interesadas que no tienen ningún valor jurídico ni argumental.

Habrá de reconocerse, además, independientemente de su valoración jurídica, el argumento de la mayoría de la sala, y el de las demandas, es perfectamente verosímil. Quienes están en la pomada, en los actos, en el apoyo de las listas, en la organización de su inicial promoción, son “ellos”, los representantes de la Batasuna ilegalizada. Los independientes son, sin duda, sus amigos y colaboradores, se estime como se estime ese concepto de la “contaminación”. Los que afirman que se ha integrado a estas personas en las listas para ayudar a la evolución de Batasuna no hacen sino confirmarlo. Distintos documentos e investigaciones policiales, y la evidencia de la continuada política vasca, revelan que la estrategia de la banda era la búsqueda de una coalición de este tipo y que el reparto de los puestos con posibilidad de ser elegidos en las listas se ha pactado con Batasuna dándole la representación que se le estima en base a la última vez que estuvieron presentes en las urnas. Tenemos noticia, además, de que algunas de estas personas –no todas- se han entregado a la retórica un tanto charlatanesca de decir que están en contra de la violencia y que condenarán a ETA en el futuro si… pero, ante el último intento de asesinato de un gendarme, se han plegado de nuevo a la banda dando por buena la indignidad del comunicado que echaba la culpa a España y Francia.

Controvertido, vale. Discutible la valoración de los hechos y sus consecuencias, de acuerdo. Pero que nadie, a estas alturas, intente hacer comulgar a sus discrepantes con ruedas de molino.

Germán Yanke

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