miércoles, abril 24, 2024
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Madrid o el ejemplo del frigorífico

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Les habrá ocurrido en más de una ocasión. Abren su frigorífico y descubren que algo no huele bien, que hay algo en la nevera que ya no está en buenas condiciones. Revisan todos los alimentos hasta que descubren cuál es el podrido, lo detectan y se desprenden de él.

Lo que ocurre en la Comunidad de Madrid con el espionaje político se parece mucho a lo que sucede en los frigoríficos. Hay indicios suficientes de que algo está podrido en esta Comunidad pero todavía no se ha detectado el origen de la podredumbre. En los últimos días la justicia ha ordenado la reapertura de la investigación de los seguimientos a los que fueron sometidos el entonces consejero, Alfredo Prada, y el vicealcalde de Madrid, Manuel Cobo. La Audiencia Provincial considera que de lo investigado hasta el momento hay indicios suficientes de un presunto delito de malversación por cuanto las personas encargadas de esas investigaciones trabajaban para los servicios de seguridad de la Comunidad de Madrid. El caso había sido archivado en su día y ninguno de los espiados tuvo interés en su reapertura. La política podría estar en el origen de esos seguimientos, de lo que no hay ninguna duda es de que la política forzó el aparente desinterés de Prada y Cobo por descubrir quién y por qué quiso seguir sus pasos.

Hay más. La Cadena SER ha dado cuenta de las declaraciones de algunos de los imputados en el sumario por el espionaje a Ignacio González y la cúpula del Canal de Isabel II. Detectives que aseguran ante la policía y ante el juez que en el origen de sus investigaciones, de sus seguimientos estaban, en diferente grado, las sospechas del pago y cobro de comisiones. Lo dicen los empresarios a los que un bufete de abogados de República Dominicana y otro de Madrid encargaron dossieres y seguimientos del vicepresidente de la Comunidad o del entonces gerente del Canal.

Un último elemento, la declaración del propio González ante el juez. En su comparecencia el vicepresidente de Madrid reconoció que siempre han existido rumores sobre la existencia de dossieres pero que era la primera vez que veía confirmada la rumorología.

Este frigorífico se abrió hace ya tiempo en la Comunidad de Madrid y desde entonces la justicia intenta averiguar cuál es el alimento que desprende tan mal olor. Y aunque hubo quien creyó que cerrando la puerta del frigorífico se acababa el problema, lo cierto es que cada vez que se abre el olor nos recuerda que algo no va bien en esta Comunidad.

Pedro Blanco

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