martes, abril 23, 2024
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El grano andaluz

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Superado el primer impacto del pasado día 2, cuando Zapatero anunció que no volvería a ser candidato, los socialistas se van acostumbrando al nuevo microclima generado en el PSOE. Es un microclima que se sostiene aceptablemente porque se han conjurado para no hablar de la sucesión, aunque los “sucesores” no dejen de trabajar en ello. No lo hacen ellos directamente porque ni Rubalcaba ni Chacón son tan torpes como para romper consigna alguna. Ellos no, pero sí los suyos, los de cada cual están a lo que están a la espera de que los “sucesores” den el paso que todavía no han dado.

Se están aclimatando, creen que lo decidido por Zapatero es un balón de oxígeno para las perspectivas electorales y creen, además, que se pueden recuperar afectos perdidos en la medida en que quien ha decepcionado ha sido el Presidente y no “unas siglas con más de un siglo de historia”. En Ferraz ya se manejan datos demoscópicos que indican una leve recuperación que ellos califican de “remontada” que es mucho calificar.

El objetivo primero es “quedar bien” el próximo 22 de Mayo. Para ello, Blanco ha elaborado una agenda en la que hay trabajo para todos y sobre todo para él mismo, especialmente preocupado por la situación del socialismo andaluz. La pésima gestión del escándalo de los ERES y la salida a la luz pública de las profundas desavenencias entre aquellos para quienes Chaves sigue siendo el presidente de la Junta y los que creen que quien manda o debe mandar es José Antonio Griñán, son dos circunstancias de alto voltaje, capaces por sí mismas de hacer añicos la organización más fuerte y cohesionada.

Si en España algún socialismo ha sido el “socialismo fuerte”, este ha sido el andaluz que tras treinta años ejerciendo el poder ha logrado impregnar a una buena parte de la sociedad andaluza que elección tras elección ha decidido que los socialistas fueran los responsables del gobierno. Pero en política no hay fortaleza segura, sobre todo cuando por soberbia o por irresponsabilidad se opta por negar la realidad o minimizar hechos, como los relativos a los ERES, que en sí mismos son gravísimos. El conocimiento de estos hechos y otros no hay que atribuirlo en exclusiva a Javier Arenas, líder del PP. Nada o mucho menos se hubiera sabido si no existieran en el PSOE de Andalucía personas dispuestas a romper la vajilla, a contar cosas calladas durante tiempo y a librar batallas larvadas desde hace tiempo.

Quienes están sobre el terreno aseguran que el último capítulo de los ERES no está escrito, que hay más. Por todo esto y porque sabe que si algo no refrendan los ciudadanos es un partido dividido, José Blanco se va a volcar en Andalucía para evitar el desánimo de sus gentes, para hacerles ver que sin ellos no son nada.

Ahora los andaluces solo deciden los Ayuntamientos. Las autonómicas “si Griñán aguanta” coincidirán —como siempre- con las generales. Esta coincidencia buscada y alentada a lo largo de la democracia les ha dado buen resultado. Cataluña y Andalucía son los territorios que dan la mayoría al PSOE en el Congreso. Cataluña, a tenor de los últimos comicios, ya no es lo que era para los socialistas, por eso ahora se trata de curar el grano andaluz. Evitar que se infecte más y que reviente antes de tiempo. Si eso ocurriera el “efecto despedida” será sólo una breve ensoñación.

Charo Zarzalejos

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