viernes, abril 19, 2024
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Rubalcaba, entre el deber y el ser

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¿Hay alguna posibilidad de que el Gobierno de la Junta de Andalucía haga frente al proceso del Eregate, los problemas internos y la irrupción de los negocios del hijo de Chaves? La dificultad de resolver las tres encrucijadas – al margen de las consecuencias judiciales de los EREs – está en la profunda fractura de los socialistas andaluces, difícil de solventar incluso desde el aparato central en Madrid de aquí a las autonómicas.

Para el Psoe la cita en 2012 pasa por evitar el fratricidio entre futuros candidatos e intentar no perder Andalucía y Castilla la Mancha. Zapatero insiste en mantenerse neutral e imponer “democracia y democracia”. Sin embargo, su imparcialidad no servirá de nada. Cada acontecimiento lleva a la inexorable toma de posiciones. A los siete días de hacer pública su decisión, las tintas de la crisis del gobierno andaluz se cargan ya en la carrera sucesoria.

En la rueda de prensa posterior al Consejo de Gobierno la pregunta política más repetida fue sobre el vicepresidente Chaves. Rubalcaba salió en defensa de su honor y le tendió el respaldo absoluto del Gobierno. Preguntado sobre Griñán, y habiéndose hecho evidente la división interna tras la dimisión de Luis Pizarro, Rubalcaba no respondió con la excusa de que en esa mesa no habla de otros gobiernos. ¿Chaves si, Griñán no? ¿Por qué callar sobre el Ejecutivo andaluz y no sobre las acusaciones de los negocios de los hijos de otros?

Rubalcaba, dividido entre el ser y el deber ser, según un dirigente socialista, tendrá que elegir apoyar incondicionalmente a Griñán, poner el aparato federal a su disposición y beneficiar así al Psoe andaluz de cara a las autonómicas; o bien proteger a quienes apoyan su carrera política personal, entre ellos a su gran aliado Manuel Chaves, frente unas futuras primarias y el consabido control del aparato.  Como explica un reconocido militante, «Andalucía está rota, no va a ir unida en bloque de cara a unas primarias. Por eso, a día de hoy, Rubalcaba se posiciona frente a Chaves. No porque sea el vicepresidente tercero del Gobierno, sino porque considera que le puede facilitar parte de los votos de un sector importante en Andalucía, lo cual supone un gran apoyo».

José Antonio Griñan, en la pelea interna, no entra en la ofensiva del PP con los negocios de Iván Chaves. Sin embargo, con cuatro cambios de Gobierno en dos años, necesita que Ferraz se posicione. Por poner un ejemplo, en el fraude de los ERE – muy vinculado al problema interno – Luis Pizarro, recién dimitido consejero de Gobernación y Justicia, se opone a un expediente sancionador al consejero de Trabajo. La secretaria de Organización del PSOE andaluz, Susana Díaz, mano derecha de Griñán, intentará abrírselo. El expediente, que conlleva la expulsión, se resuelve en Ferraz. La pregunta se repite. ¿Apoyará Blanco y Rubalcaba a Griñán tramitándolo o harán caso a Pizarro, contrario al castigo político de los ERE y quien hoy mismo en Cádiz, junto a Chaves, le llamaba presidente de Andalucía? Pizarro, recién dimitido, puede escenificar la ruptura como quiera. Chaves, ex presidente de Andalucía pero presidente del Psoe, según ciertos militantes, debería tender el puente del partido a Griñán definitivamente.

Teniendo en cuenta que el futuro político de los barones y su equipo de aliados no pasa del presente, que se juegan el todo o nada en los meses de esta legislatura, la batalla interna está servida. Y si hubiera que apostar, dicen algunos, las tretas por los avales no serían de Chacón.

Pilar Velasco

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