jueves, abril 25, 2024
- Publicidad -

La decisión del Presidente Zapatero (II)

No te pierdas...

Podemos suponer sin riesgo a equivocarnos que la nueva situación creada tras el anuncio presidencial hará variar la estrategia del PP. Deberíamos suponer que en sus cálculos la posibilidad de este hecho figuraría en un lugar relevante, y podríamos suponer, de igual modo, que el PSOE tendrá desarrollado un itinerario para la nueva situación que rentabilice el sacrificio o la inmolación del líder.

Pero ya saben que de cálculos están los cementerios llenos, cálculos que, por otra parte, deben partir de premisas correctas y desarrollarse mediante reglas razonables que conduzcan al acierto y no al desvarío. El PP se aferra a la idea del adelanto electoral, según nos indica Rajoy. Y según nos dice Aguirre las elecciones de mayo serán la moción de censura que ellos no incluyen en sus ya citados cálculos. ¿O sí?

¿Acaso no sería razonable mantener desde la derecha el espíritu de “fin de ciclo” y de “minutos basura” para referirse al tiempo que resta hasta la convocatoria electoral, y al mismo tiempo llamar al electorado para pedir que castigue en estas urnas a los que no les permiten votar en las otras cuanto antes? ¿Y acaso no sería más razonable aún que a la vuelta de unos, imaginemos, horribles resultados para el gobierno no debería el PP recoger el testigo de la voluntad popular y hacer en las Cortes lo que el pueblo ha hecho en las urnas?

La primera obliga a la segunda. ¿Lo harán? O, por el contrario, se limitarán, como siempre, al enunciado de la primera premisa sin asumir ninguna responsabilidad que suponga esfuerzo o coste alguno, ignorando, por tanto, la consecuencia de su propio planteamiento y la obligación de ser coherente con él.

Saben en el PP que no disponen de votos parlamentarios y que, en vísperas de elecciones nadie les dará su apoyo. Pero ¿eso deslegitimaría la moción desde el punto de vista social? No, pero obligaría, ahí está la clave, a presentar un programa alternativo. Es decir, a definirse, a hablar claro, a ser transparentes, a mojarse, vaya.

Zapatero, más libre que nunca, se arranca ante la opinión con el firme propósito de devolver la saña recibida, eso sí, con buen talante. Hace bien. Hasta ahora no se ha respetado la trascendencia del momento socioeconómico que atravesamos y la oposición navega por el Danubio del autismo con fondos musicales de vals.

El país, sometido a terribles circunstancias no ha contado con ellos más que en las encuestas. Suman, por tanto, votos de rechazo. Resuelto el enigma del capitán maldito, ¿Qué harán? ¿Ayudarán con iniciativas y propuestas, con compromisos a salir de la crisis? ¿Ayudarán a despejar la incertidumbre con una moción de censura que los aleje de su eterna levedad?

El PSOE dispone de un nuevo asalto, puede salir de la esquina y acercarse al centro del cuadrilátero. Puede, pero aún no lo ha hecho. Más bien se empeña en golpearse la nariz contra la banqueta con las inoportunas y ridículas dimisiones del PSOE andaluz, que suponen, eso sí y no las primarias, un ombliguismo que ignora la trascendencia del tiempo que vivimos. ¿A quién le importan los líos entre unos y más unos en los puestos del poder mientras éste se les va de las manos con paso firme y marcial?

Por otro lado, la prudencia demostrada por el resto de los socialistas es prueba de sensatez y de madurez. Los alcaldes lo agradecen, y aunque los presidentes autonómicos de la “revuelta” ahora miren para otro lado y se deshagan en elogios, saben que de su resultado serán más propietarios ahora que antes del día 2. Se desvanecen algunas de las excusas.

Tras el resultado que se produzca, ¿estará el PSOE preparado para hacer eso que los aficionados a las frases hechas llaman “hacer de la crisis una oportunidad?. Es decir, ¿mantendrán la unidad, sacarán provecho como en su día hizo Gómez de las primarias? ¿Harán participe de este revulsivo en el liderazgo a los militantes motivándolos con un proceso democrático ejemplar?

Si así fuere, ocuparán la agenda pública, mostrarán un rostro amable, desvirtuarán una oposición atrancada en la contradicción descrita y sentarán las bases para que este nuevo asalto no se difumine con los cambios anteriores. Será una oportunidad si actúan con inteligencia y dejan que sea la política la que mande, como hizo Tomás Gómez, y no los sones de los eslóganes tan escuchados estos días de orfandad, sobre ilusiones y otras oquedades que en absoluta paradoja, lo llenan todo.

La decisión del presidente Zapatero puede haber sido una ocasión para anotar en los libros de historia. Seguimos atentos.

Rafael García Rico

Relacionadas

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

- Publicidad -

Últimas noticias

- Publicidad -