viernes, abril 19, 2024
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Lo que esconden las palabras

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Como los Estados democráticos español y francés no asienten al juego de ETA para “una verificación internacional” de su “alto el fuego permanente y de carácter general” anunciado en el mes de enero, la banda ofrece ahora, tres días después de la sentencia del Supremo sobre la ilegalidad de Sortu, “una verificación informal”. El lehendakari socialista rechaza “hacerles la campaña, como lo hemos estado haciendo estos días”; el líder del PNV habla del “enredo” (que pretenden) y otros se quedan atónitos ante el nuevo concepto. Qué querrá decir verificación informal, con lo fácil que se puede entender “renunciar a las armas”, que no está dicho.

Hay otros que sí entienden el metalenguaje, por dudoso que sea. Ese que esconde el mensaje entre palabras confusas, en sintonía con la borrosa moral. Tasio Erkizia, el veterano dirigente de la Herri Batasuna que disfrutó de la legalidad desde 1978 (hasta que se ilegalizó su sucesora en 2003), y que respaldó con su presencia la salida de Sortu, lo entiende perfectamente. Dice que con la “verificación informal”, ETA demuestra su “madurez” y también que, con ello, está claro que “ETA deja el testigo del futuro de Euskal Herria en el pueblo vasco”. Otra cosa es qué significa pueblo y vasco para el dirigente abertzale.

También lo entiende el secretario General de Eusko Alkartasuna, que el sábado dio a luz junto con la plataforma abertzale Herritarron Garaia a un nuevo “sujeto electoral” que agrupe a los abertzales para refundar el Pacto de Lizarra. Peio Urizar da crédito al discurso de ETA  al reclamar a los Estados (español y francés) que respondan al emplazamiento de la banda.  Estaría en ellos (y no en ETA) la carga de la prueba. Coinciden con ella, pues, en la cerrazón de los gobiernos democráticos que, según la banda, “tienen por objetivo arruinar la ilusión generada”.

Pero no todo es confusión. La banda propaga en su escrito oficial –éste sí- que hay en Euskadi dos “bloques diferenciados”, entre  “aquellos que deseamos abrir un escenario de libertad” y el segundo, constituido por “los que pretenden mantener la imposición y el bloqueo”. En definitiva, dice, “entre  quienes queremos desarrollar el proceso democrático de cara a una solución definitiva del conflicto y aquellos que pretenden cerrar la oportunidad abierta”. Esto sí que se entiende. Los malos son los otros.   

Se equivocan en cierto modo. En el bloque “inmovilista” también se dan interpretaciones benévolas hacia sus intenciones. Se vislumbra la paz,  se apela a la reconciliación –cuando las armas no se han depuesto para siempre- y se auguran divisiones en el entramado político y militar de la banda por la apuesta política de quienes rechazarían, en hipótesis de futuro, un atentado de ETA, pero no los que ha habido hasta hoy.  La sombra de ETA se extiende mientras perviva.

-¿Qué dice el comunicado? –pregunta una mujer a quien le anuncia la noticia-

– Hum… No sé. Que son muy buenos.

-Ah!

 

 

 

 

Chelo Aparicio

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