viernes, marzo 29, 2024
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Naturaleza y vulnerabilidad

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Muchos de los comentarios que estamos recibiendo estos días en Estrella y otros periódicos digitales, así como los que se propagan por redes sociales, hacen referencia a la debilidad del ser humano respecto a Dios y la Naturaleza.  Hemos podido leer correos como “somos seres muy frágiles ante la naturaleza. Es momento de agradecer y apreciar las bendiciones que hemos recibido” o “Dios, acuérdate de todos y cada uno de ellos hoy que te necesitan más que nunca…”

Todo es muy respetable y, en absoluto, se pretende iniciar un debate sobre ideas religiosas, sino destacar, en todo caso, la solidaridad de muchos ciudadanos que, a través de sus creencias, han expresado un sentimiento humano ya sea laico o espiritual.

Los gestos solidarios, sin embargo, han llegado más tarde que a otras catástrofes, sin duda porque Japón no es Haití, Chile o Indonesia. Todos, personas y países, hemos tardado mucho en darnos cuenta de que, a pesar de su potencia económica e industrial, también los japoneses son frágiles porque son humanos.

Japón, uno de los países más expuestos a terremotos y tsunamis, tiene un ejemplar sistema de predicción y prevención de seísmos.  De hecho su normativa urbanística es la más dura del mundo y buena parte de las ciudades del país tienen desplegada megafonía por todos los barrios para alertar de la llegada de tsunamis.

La televisión pública japonesa, NHK, que usted puede ver en directo a través de Estrella, ofrece todo tipo de información pública sobre terremotos, maremotos o tsunamis de tal modo que, en menos de tres minutos desde que tiene lugar la sacudida, difunde todo tipo de datos y cálculos sobre la llegada de la gran ola o los planes de evacuación del gobierno.

Todo en Japón es muy sofisticado y todo está calculado para evitar la catástrofe. Por ejemplo, el funcionamiento del tren bala  y las centrales nucleares se detienen si el movimiento telúrico supera determinada magnitud. Sin embargo, la Naturaleza no entiende de cálculos humanos cuando su fuerza es infinitamente superior a la nuestra.

Un prestigioso diario internacional venía a decir que si los japoneses no habían podido impedir el desastre nuclear nadie lo habría conseguido.
Es verdad.

Ante un desastre así, Japón se ha descubierto vulnerable ante los ojos del mundo, pero también es cierto que sus férreas medidas de seguridad y control han servido para evitar muchos más muertos. Pero es vulnerable como todos.

Editorial Estrella

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