jueves, marzo 28, 2024
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El curro de Currin

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Estamos en la gran feria, el tiovivo da vueltas, la montaña rusa está en marcha, el tren avanza por el túnel en el que aparecen los monstruos, el tobogán funciona, la música suena, fuegos artificiales en el cielo. El gran espejismo es fruto de la tecnología festiva y la habilidad de los actores. Hay quienes creen que todo es verdad.

Currin, abogado sudafricano al servicio de Batasuna, presenta ahora en el País Vasco a sus “mediadores”, grupo en el que es más importante el “su” (porque son de él y de sus patrocinadores) que el “mediadores” porque, en realidad, no median entra nadie sino a favor de parte. Pero, incluso desde la perspectiva de Batasuna, ¿qué pinta Currin con esta nueva iniciativa, auque haya terminado siendo más devaluada que lo que sus partidarios esperaban? ¿No estamos ante una nueva Batasuna que no es Batasuna y que asegura que rechazará la violencia de ETA si la hubiera porque no va a haberla? Si no la va a haber, no hace falta mediadores ni incluso si, en una suerte de enloquecimiento, las dos teóricas partes los aceptaran. Si la hay, la condena sería, aseguran, tan general, desde Sortu hasta el Gobierno, que no se entiende que haga falta mediador alguno, grupo de contacto o aficionado a la ciencia ficción.

¿Cuál es el papel de Currin? ¿Plantear la legalización de Sortu como una condición necesaria para que no haya violencia? ¿Convertir a una Batasuna legalizada con otro nombre en la garantía de que no habrá violencia? ¿La podría haber si los tribunales no acceden al registro de Sortu como partido político? ¿Se trata de un chantaje? En realidad, no hay garantía de que no pueda haber violencia en el futuro. Asegurarlo es un imposible y la única garantía contra el terrorismo (el pasado, el presente y el futuro) es el Estado de Derecho. Currin es parte de un guión que está escrito al margen del Estado de Derecho y ya va siendo hora de que, en medio de la feria, se subraye esta maquinaria tenebrosa.

Por cierto, tenebroso es también que quienes se oponen a que, en el actual estado de cosas, los tribunales legalicen Sortu sean presentados como los que quieren dictarles sus resoluciones y los que aseguran que debe ser legalizado se presenten a si mismos como neutrales y respetuosos de la ley. Suena todo demasiado esperpéntico.

Germán Yanke

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