jueves, marzo 28, 2024
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Hacía mucho tiempo desde que el Partido Popular no vivía un momento tan dulce como el del pasado fin de semana en su Convención de Sevilla. Ante la situación económica y política que vive el país, Rajoy y el PP se juramentaron unidad y se pudo ver una exhibición de fuerza propia de quienes tienen la plena seguridad de volver al gobierno.

Pero ya en la celebración del cónclave popular –así lo señalaba el último editorial de Estrelladigital- una de las sombras alargadas que trataron de oscurecer la reunión y, por extensión, a Rajoy, se proyectaron desde Madrid.

A Esperanza Aguirre no le bastó con despreciar a su jefe y resto de compañeros ausentándose de la capital andaluza en medio de la Convención, sino que, todavía con las estelas del éxito  y cuando todos los medios difundían fotos, artículos y opiniones del gran momento de Rajoy, la presidenta de la Comunidad de Madrid y del PP madrileño volvió a poner un palo entre las ruedas a su partido y a su jefe.

Incapaz de asumir que su papel en esta ocasión era de secundaria, ha sido llegar a su feudo, subir a lo más alto de la torre del homenaje y romper en trizas la foto y titulares de la unidad. Solo ella se ha encargado de que Álvarez Cascos siguiera planeando sobre su partido y su líder del que tanto dice estar “entusiasmada”. Ella sola se encargado de cargarse el “efecto Sevilla” insistiendo en su apoyo al exministro y despreciando a la candidata por Asturias.

¿Se imagina que su numantina y extemporánea defensa a Álvarez Cascos la hubiese hecho en El País el lugarteniente de Gallardón, Manuel Cobo? Seguramente tendría otro expediente disciplinario sobre su espalda.
Esperanza Aguirre no.

Con todo, no parece una casualidad que haya vuelto a “salir por peteneras”, al tiempo que no se le puede negar su dominio de los tiempos y de los medios. Tampoco puede negársele su capacidad para utilizar la táctica del calamar. Es posible que tras leer la información de Público (“Un pelotazo con preaviso a Aguirre”), relativa a la oscura operación urbanística de la parcela 124 en Arganda del Rey en el ‘caso Gürtel’, y de la que ya se ha editorializado en Estrelladigital, haya tenido tiempo para montar su estrategia de distracción.

Según la referida información, la Presidenta de la Comunidad de Madrid y su Gobierno fueron informados de las dudas que presentaba la actuación de la que se generaron, supuestamente, decenas y decenas de millones de euros. A pesar de ello, la actuación se llevó a cabo y no habría sido posible sin la autorización del plan por parte del Gobierno de Madrid. Hoy, la parcela sigue siendo un barbecho sin que nadie haya asumido, hasta el momento, responsabilidades políticas al más alto nivel.

Quizás, en el estadio de euforia que viven el PP y Rajoy, correspondería al líder popular exigir explicaciones a quien tantas chinas le pone en el zapato y tantas veces le revienta la fiesta.

Editorial Estrella

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