jueves, abril 18, 2024
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Rubalcaba enarbola la épica resistente para convencer a los socialistas de que pueden mantener el poder mientras ni siquiera el nuevo empuje del Gobierno en las reformas sucesivas para sostener el país hacen mella en las encuestas. “Sólo ganarán (ellos) si desistimos.  Si no desistimos, volveremos a ganar”, proclama. Tampoco su habilidad para comunicar y mantener viva la tensión militante contrarresta la ausencia de un presidente que no ha dicho aún si aspira o no  a seguir gobernando el país. 

Hay cierta asunción de fracaso en las palabras de Rubalcaba. Viene a decir ante los malos augurios que es todo cuestión de valor, de una batalla de convicciones frente a quienes ahora lideran la expectativa de cambio, pero los tiempos de la baraka que tanto esgrimió Zapatero son ya cosa del pasado, arrastrados por la crisis. Y es posible que lo sepa.  

Rajoy anuncia un nuevo tiempo que deje atrás la división y la confrontación. Ante un PP eufórico por las expectativas, formula un discurso electoral. “Sed de urnas”, dice que vive nuestro país, ante la desconfianza en un gobierno que no ha podido dar la vuelta a la galopante crisis. 

Anuncia el candidato popular reformas profundas en el mercado laboral, en la Justicia y  en los beneficios pensionados a los parlamentarios, y señala que las autonomías deberán ser “austeras, fuertes, eficaces y comprometidas con el interés nacional”. El discurso suena consistente y lanza propuestas contra la banalidad de las buenas intenciones.  No cabe, sin embargo, aludir una vez más “al mayor recorte de los derechos sociales” realizado por el Gobierno de Zapatero “después de haberlo negado mil veces” –dice-,  porque, en rigor, no tendrá mucho margen para reducir el déficit sin que se note.

Comienza la larga carrera hacia las urnas que podría dejar exhausto a más de uno. Los buenos corredores miden sus fuerzas. Uno de ellos fue Gregorio Ordóñez, evocado en este festivo cónclave popular de Sevilla.  Era tal su fuerza que si los terroristas no lo hubieran asesinado un mal día de enero –se cumplieron este domingo 16 años del magnicidio- a buen seguro que hubiera alcanzado las metas sucesivas. La primera de ellas, la alcaldía de San Sebastián.  

Chelo Aparicio

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