martes, abril 23, 2024
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¿A qué viene el lazo verde?

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Los tambores de paz, que anuncian una tregua indefinida de ETA –de nuevo el oxímoron- si no en fechas navideñas, tan proclives, para los primeros días de enero,  calientan el ambiente de los entusiasmados con la vieja expectativa,  esa que parte de que si los demócratas se mueven en la buena dirección –es decir, aceptando parte de las causas de ETA- los terroristas enarbolarían la rama de olivo y renunciarían a matar.  Pues ni los más entusiastas del momento creen que el próximo comunicado de la banda sea el del anuncio de su disolución, y para templar los escepticismos, el líder socialista Eguiguren, ferviente convencido del final dialogado del terrorismo,  adelanta que será como cuando la nieve se derrite, que nadie sabe cuándo ha sido. Aviso para los amenazados: Tendrán que observar el deshielo para liberar su prevención.    

En este enredo, la exhibición de un lazo verde en la Cámara por Jesús Eguiguren, junto a una decena de parlamentarios socialistas que quisieron apoyar al presidente guipuzcoano, plantea más de un interrogante.  La presidenta del parlamento provincial de Guipúzcoa, Rafaela Romero -esposa del líder socialista- fue la primera en lucirlo en una entrevista en televisión, como un compromiso con la esperanza de paz, pese a ser asociado con la defensa medioambiental.  Un gesto acordado con varios amigos de distintas ideologías, según explicó,  que podía aglutinar a todo el arco político vasco. Jesús Eguiguren lo lució en solitario en pasado día 3 de diciembre y fue secundado por otros diez parlamentarios en el último pleno de Vitoria.  

¿Cuál era el destinatario de tal reivindicación, de ese compromiso con la paz? El lazo conlleva una actitud de protesta y puede deducirse que abarca, desde la propia ETA, a los sectores más escépticos con las nuevas expectativas, como si éstos frenaran el horizonte cercano. Sus portadores se arrogan la defensa de un concepto que no significa lo mismo para todos los demócratas. Hay quienes siempre han deslindado paz de libertad –“necesitamos la paz”, rezaba el anuncio institucional del Gobierno de Ibarretxe- y quienes no la conciben si no va ligada a la libertad. 

Cristina Ruiz, portavoz del PP en el Ayuntamiento de Bilbao y aspirante a la alcaldía advierte contra la posibilidad de que la insignia “no sea una luz verde para que Batasuna se cuele en las instituciones”.  El recelo no sólo es del PP. Otros socialistas como el presidente del Senado, Javier Rojo, defensor de la iniciativa del gobierno en 2006, se arranca con un “sin Batasuna en las instituciones, se está infinitamente mejor”. El diputado general de Vizcaya (PNV), José Luis Bilbao, látigo del lehendakari socialista, se expresa sin rémoras. “Si vienen a este lado de la raya, bienvenidos, pero que no esperen ser recibidos como héroes”.

La situación está así. ¿A qué viene el lazo verde? ¿A quiénes emplaza? No pasaba lo mismo con el lazo azul, surgido también por estos lares, en protesta por los secuestros sucesivos de Julio Iglesias Zamora, José María Aldaia, Cosme Delclaux y José Antonio Ortega Lara, desde que comenzó el primero, en 1993. Aquel reclamo de Gesto por la Paz resultaba inconfundible. Se sabían los destinatarios y la finalidad de la protesta. 

 

Chelo Aparicio

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