martes, marzo 19, 2024
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¡Que lo echen!

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A la espera de que la investigación avance y la justicia determine el grado de implicación que tienen los detenidos en la ‘Operación Galgo’, la decepción de los aficionados al deporte y al atletismo es mayúscula. Más si cabe porque, supuestamente, de esa red de tramposos forma parte Marta Domínguez, una mujer que por su llaneza y magnetismo mediático ha contribuido en los últimos años a popularizar el atletismo entre gentes desinteresadas en él. Claro, ahora se ponen en duda todos sus logros, y con razón. A pesar de que hay más presuntos implicados, la categoría pública y social que había adquirido la atleta palentina eleva el alcance y repercusión de la noticia.

Pasada la sorpresa inicial, el lunes era el día más importante ya que todos esperábamos la comparencia del presidente de la Federación Atletismo.  José María Odriozola debía hablar después de estar agazapado y silente desde que se conoció la noticia. Bueno, no exactamente, sí hizo algo aunque fuera lo mínimo exigible y nada meritorio: destituir de forma cautelar a Marta Domínguez de la vicepresidencia de la  Federación, cargo para el que él la había nombrado.

Su comparecencia ha sido una grandísima decepción para el deporte y para quienes deseábamos mucho más. Se ha limitado a huir hacia adelante sin tomar ninguna medida que empezara por él mismo, y ha interpretando un lamentable papel de víctima propio de quien quiere a toda costa seguir aferrado al poder. De lo contrario no se entiende que, ni en una sola ocasión, haya entonado el mea culpa. Y vaya si tiene motivos para hacerlo.

Resulta que después de estar más de veinte años en el lugar más alto de su casa –la Federación de Atletismo- no se ha enterado de lo que pasaba a su alrededor. Ese argumento no vale nada.

¡Qué suerte tiene Odriozola!

Ha manejado la Federación a su antojo desde hace más de veinte años, sin oposición y destruyendo los incipientes movimientos rebeldes que pretendían hacer frente a su gestión. Todo ha sido un “sí señor” en el atletismo español –incluidas las autoridades del Consejo Superior de Deportes- pues pocos se han atrevido a plantarle cara y quienes lo han hecho se han visto apeados. Y el señor Odriozola tiene el “morro” de decir que “se considera una víctima”.

Pues no. No es una víctima. Por dejación en sus funciones es responsable de lo sucedido y, por añadidura, es sencillamente un presidente incompetente que debería haber presentado la dimisión por no enterarse de nada, de nada de lo que estaba pasando en su casa. Es que había metido a la “zorra en el gallinero”.

Odriozola no puede irse de “rositas” y su única salida es la dimisión inmediata. Su inacción ha hecho mucho daño a nuestro deporte y a España y, por ello, debe pagarlo. No valen lamentos ni mirar a hacia otro lado.

Aunque me imagino que debe costar mucho dejar el despacho, el coche oficial, los viajes gratis y los gastos de representación, estas personas –como Odriozola- también deberían tener un poco de dignidad.  Como parece que no y que no quiere irse, le corresponde al atletismo español echarlo. Es el momento aunque Marta Domínguez fuera inocente.

Alfonso García

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