jueves, abril 25, 2024
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Ministros muy valientes

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Nadie duda de que la situación creada el fin de semana pasado por los controladores aéreos que abandonaron sus puestos de trabajo fue de enorme gravedad. Por el daño causado a viajeros y compañías, por el coste económico que han tenido que soportar los que no tenían ni arte ni parte en el conflicto y por las extraordinarias medidas que el Gobierno tuvo que tomar para resolver la situación. A un lado las discusiones jurídicas sobre éstas y su duración, no parece haber duda acerca de quiénes son los responsables y de la necesidad de una respuesta contundente que resolviera la crisis y sirviera para impedir algo similar en el futuro.

Sorprende, sin embargo, que un sector del Gobierno, incluido el presidente y el vicepresidente Pérez Rubalcaba, insistan ahora más en sacar pecho que en proporcionar claves y líneas de actuación para el futuro. El presidente se ufana de que ha resuelto el caos aéreo en cuarenta y ocho horas, razón por la que seguramente dejó a sus colaboradores que dieran la cara ante los ciudadanos en pleno desastre. El vicepresidente, a continuación, se pone estupendo y afirma que no ha habido hasta ahora un ministro de Fomento que se haya atrevido con los controladores. Debe referirse, en una comparación tan extravagante, a los ministros del señor Rodríguez Zapatero porque, antes, aunque las cosas nunca hayan sido del todo pacíficas con un grupo de trabajadores con tal capacidad de chantaje, había al menos un convenio en vigor, que es lo que no ocurre desde hace casi seis años.

Haría bien el Gobierno, para dar una imagen de fiabilidad más allá de las reacciones obligadas y extraordinarias (por muy necesarias que sean), en poner la mirada no en su valentía de película, sino en los problemas de los ciudadanos. Quizá todo responda a preparar la comparecencia del presidente en el Congreso para explicar lo ocurrido y las medidas adoptadas, pero será mejor hacerlo como administradores razonables que como el primo de zumosol. De hecho, el Gobierno no ha querido que haya comparecencia y debate alguno sobre la política oficial en la crisis del Sahara… Lo digo porque a lo mejor sólo se habla en público de aquello en lo que se puede ofrecer una apariencia de urgente y obligada valentía. Si seguimos así, avanzaremos a base de líos morrocotudos, no de previsiones y coherencia.

Germán Yanke

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