jueves, abril 25, 2024
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¿Qué tendría que haber hecho Rajoy?

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A 18 astronómicos puntos del PSOE en las recientes encuestas publicadas por el diario El País,  (y a ocho en el dato encuestador del Estado, CIS),   Rajoy se juega la primacía política en los gestos, en la imagen pública frente al desgaste del Gobierno en crisis en el último año de la legislatura.

Le tocó al líder del Partido Popular el papel de usuario afectado por la huelga de controladores, en el aeropuerto de Lanzarote, donde había participado en actos de su partido, cuando se disponía a tomar un vuelo a Gran Canaria, para reunirse con su familia que volaría a su vez desde Madrid.  Era un usuario más, perjudicado y frustrado por la desilusión de los proyectos personales para el puente, lo que no es poco, pero la circunstancia veló su posición política como líder que aspira a gobernar España en poco más de un año. El azar quiso que fuera uno más de los 600.000 cabreados en España y no el líder en el que contrastar la actuación del Gobierno en plena crisis.

Los líderes son humanos,  y en las primeras horas de caos era comprensible la preeminencia del humano sobre el político.  Vimos a un Rajoy mirando con pena su inservible tarjeta de embarque –papel mojado, decía- mientras se eclipsaba el líder.  ¿Podía haber hecho otra cosa, como por ejemplo,  sobreponerse a la vulnerabilidad propia de cualquier usuario  y propagar sus medidas contra el grave caos? Aunque algunas fueran coincidentes con el Gobierno, qué más daba.  

No era fácil.  Los primeros retrasos no auguraban la situación de bloqueo, y en el intermedio ante la incertidumbre, se impone la prudencia.  Pero durante las horas,  hubo un tiempo para todo.  Como para el descanso en la sala VIP, sin que fuera preciso el hotel, para transformarse desde el papel de usuario al aspirante a la Moncloa.   Un cambio de semblante: de víctima del caos a gestor de una nueva crisis.

Nadie en su equipo de asesores, si siquiera él mismo,  ponderó el momento idóneo para exponer su posición, su matizado apoyo al Gobierno en la decisión tomada y su crítica a la génesis del conflicto. No vale aducir que en el transcurrir de las horas, y las declaraciones pautadas a los medios de comunicación,  desgranara unas u otras precisiones.  La determinación, en estos casos, es clave para la transmisión del mensaje.   Rajoy no lo hizo, desaprovechó una oportunidad. Y aunque las encuestas le aúpen, debiera considerar que los críticos a su imagen no solo están en oposición al PP. También, y a veces descarnados, entre su propio partido.  

Chelo Aparicio

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