jueves, abril 25, 2024
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‘Papeletas’ de voto del PP en Caja Madrid

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Pasado el trauma que a los madridistas nos acarreó el desastre del lunes en el Nou Camp, y tras un breve periodo de “despresurización”, toca volver a la realidad. Y la realidad sigue siendo sospechosa.

Veamos. El Gobierno de Madrid, no el de España –que bastante tiene con lo suyo y lo nuestro-, el que preside Esperanza Aguirre, ha presentado  la modificación de la Ley de  Cajas y, según se ha encargado de proclamar su consejero de Economía y Hacienda, Antonio Beteta, busca la «despolitización absoluta de la gestión financiera» y «la libertad de actuación en el mercado».

Dicho así, es extraordinario. Pero no salen las cuentas. Resulta que el consejo de administración de Caja de Madrid ha propuesto once consejeros de la entidad para formar parte del consejo de administración del Sistema Institucional de Protección (SIP), junto a Bancaja, La Caja de Canarias, Caja de Ávila, Caixa Laietana, Caja Segovia y Caja Rioja, las otras entidades que forman parte de lo que se ha llamado “fusión fría” de las Cajas.

Bien, pues de esos once consejeros, ocho son, han sido o tienen relación directa con los partidos políticos de los que son militantes o les patrocinan. Da igual; PP, PSOE e IU han nombrado a sus afines. Y falta que los sindicatos nombren a los suyos.

O sea, más de lo mismo.

Para empezar, el Presidente de Caja de Madrid es Rodrigo Rato a quien le faltó ser el “elegido” por el dedo de Aznar, ha llegado a casi todo en el PP, en el Gobierno y, después en el FMI.  Y con buena nota, por cierto.

Pero eso no excluye que también meta la pata. Y la ha metido, a mi juicio, hasta el corvejón, como dicen en mi pueblo, dos veces en quince días.

Rato es Presidente de Caja de Madrid, entidad cuyos impositores y clientes lo son porque sí, porque les da la gana o les interesa y que, en ningún caso, buscan política si no intereses.

Y Rato ha roto flagrantemente ese pacto no escrito.

No alcanzo a entender qué hacía Don Rodrigo, Presidente de Caja de Madrid, en un acto electoral en la campaña de Cataluña apoyando a Alicia Sánchez Camacho. No contento con ello y, a pesar de las críticas recibidas, el martes pasado, hizo más de lo mismo al asistir a otro espectáculo de propaganda del PP en Toledo con Mariano Rajoy y María Dolores de Cospedal.

Llegados a este punto me parto de la risa al escuchar hablar de la despolitización de Caja de Madrid. Si el presidente de la entidad, que también lo es de todos los impositores y clientes con independencia de su filiación política y voto, hace campaña por un color, es que no está donde debería o le gustaría estar.

Caja de Madrid tiene muchas oficinas , clientes e impositores en Cataluña y Castilla-La Mancha, y no todos han votado a Alicia Sánchez Camacho ni van a votar a María Dolores de Cospedal.  Otros muchos sí lo habrán hecho o lo harán el año que viene. Pues muy  bien. Es el juego de la libertad democrática y no hay nada que objetar. Que cada uno vote según sus convicciones, pero sin manipulaciones partidistas.

La propaganda  que Esperanza Aguirre  ha diseminado sobre la “despolitización” de Caja de Madrid no deja de ser eso, propaganda. Si tan liberal es como dice que es, no habría sobrado estipular en esa ley que los presidentes de las Cajas –en este caso, la de Madrid-  quedaran anulados de militancia política durante la duración de su mandato al frente de la correspondiente entidad financiera.

Pero no.  Don Rodrigo parece que juega con dos barajas: la política y la financiera.

A este paso no faltará mucho para que en los mostradores de Caja de Madrid estén  las papeletas de voto para el PP. Tiempo el tiempo y, aunque no las toquemos, las intuiremos.

Es lo que tiene la propaganda. Y da miedo.

Alfonso García

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