Es el tema de actualidad: si la Unión Europea debe o deberá rescatarnos como ha hecho con Grecia e Irlanda. Incluso se están poniendo muy pesados. He dicho la UE y no la CEE como en ocasiones la llaman, pues esa última es la Conferencia Episcopal Española y ahí rescatan almas pero no cuerpos.
Si me preguntan sobre la conveniencia de los rescates, les diré que sí. Con España que haga lo que quiera el Gobierno, pero un servidor necesita urgentemente ser rescatado. Es más una de las cosas que más añoro era cuando el Jefe del Estado Francés, Don Nicolás Sarkozy se dedicaba a estos menesteres. ¿Se acuerdan? Sarkozy liberando azafatas y azafatos por todo el mundo amplio y libre, arrancándoles de las garras de los malvados que les retenían y depositándolos sanos y salvos en el aeropuerto más cercano a sus hogares. Total no hace tanto tiempo que este moderno Superman se dedicaba a esta digna labor y era despedido por agradecidas familias que le saludaban, mirando al cielo, entre lágrimas de gratitud y admiración, mientras él volvía al Eliseo con una sonrisa cansada y la satisfacción del deber cumplido
Luego se nos casó y abandonó dichas gestas. Aunque debo decir que la primera dama de Francia es encantadora y canta con soltura, afinación y buen gusto un par de canciones. Me encantan. De verdad. Lo de escuchar un CD completo es algo más árido. Escucharlo dos veces puede sumirte en un ataque de ansiedad y una audición de sus obras completas te lleva sin remisión al estreñimiento crónico. Las últimas fotografías de su marido así lo demuestran.
Pero yo a lo mío: quiero que me rescaten. Merkel prefiero que no lo haga pues me pondría a trabajar, ya que como españolito, soy presunto culpable del follón del Euro. Cameron, que tiene también vocación de rescatador, se me antoja algo aburrido y en puertas del invierno solo la perspectiva de la Gran Bretaña ya me da reuma. Además en su país se están preparando para una boda real y eso solo se puede soportar una vez en la vida. Yo ya lo he hecho y no deseo repetir asignatura.
Me llamarán golfo, pero puesto a ser rescatado la opción Berlusconi aparece como la más atractiva: no en vano tiene docenas de casas y así no deberíamos convivir estrechamente. Aparte del clima y la gastronomía italiana que siempre me han gustado, confieso ser un enamorado de su música: desde Rossini, Verdi, Puccini hasta Nicola di Bari. Todo ello sin desdeñar el magnífico servicio que Don Silvio tiene montado en sus casas, formado por jóvenes y sin embargo expertas profesionales en ese concepto tan amplio como es el arte del buen anfitrión.
En cualquier caso, insisto: quiero que me rescaten. Lo ruego. Deseo salir de este medio ambiente tan pequeño, indeciso, aburrido y cansino en el que nos han metido entre unos y otros.
Estoy dispuesto para el rescate. Cualquier día, pero pronto. Please.
Paco Fochs