viernes, marzo 29, 2024
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Por algo se empieza

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De las mil estadísticas difundidas estos días sobre la violencia de género, una de las más preocupantes es la de que el 32% de los chicos adolescentes y el 19% en el caso de las chicas justifica el maltrato “en cierta medida”. No es que encuentren normales las palizas o las humillaciones. Es que la mayoría piensa que no hay mejor síntoma de amor que un poco de celos.

Según un estudio que la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género ha hecho en 335 centros educativos, el 9,2% de las adolescentes encuestadas confesaron que sus exnovios, novios o candidatos a serlo habían intentado convertirse en sus dueños y señores. Las actitudes más comunes: aislarlas de sus amistades, controlar su ropa o su móvil, hacerlas sentir miedo o incluso presionarlas para que en la cama hicieran lo que no querían hacer.

Siempre es difícil ponerle cara a un número, pero hace pocos días lo tuve fácil. Bastó con escuchar una conversación en el autobús. Dos chicas, de unos 17 años, hablaban de sus cosas. Empezaron con el concierto de Shakira, siguieron con la dificultad de un examen y acabaron hablando de motos. A las dos les gustaban pero ninguna tenía dinero para comprarse una así que se limitaban a subir de paquete cuando alguien de su pandilla se lo ofrecía.

Sólo una lo hacía sin problemas. La otra presumió en voz bien alta de que su novio no se lo permitía a no ser que fuera otra chica la que condujera la moto. Su tono no era de enfado, simplemente le exponía a su amiga con toda tranquilidad que su chico “se ponía muy, muy nervioso” cuando la veía en moto con otro y que únicamente hacía excepciones con un tal Carlos. ¿Por qué?  “Porque como Carlos está gordo mi novio sabe que nunca me voy a liar con él”.

Una chica inmadura con un novio posesivo no necesariamente acabará en una comisaría o en un centro de acogida con el cuerpo molido a golpes. Es probable que a estas alturas ya lo hayan dejado o incluso que descubra que el tal Carlos es mejor compañía. Pero mientras haya muchas chicas como ella, las campañas de concienciación tendrán su razón de ser. Aunque en unos casos se sigan con más aprovechamiento que en otros.

Luz Sanchis

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