miércoles, abril 24, 2024
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Avances científicos

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Cuando los de Letras nos adentramos en eso de la ciencia somos imparables. Va en serio y puedo demostrarlo con estas líneas.

Sin duda ustedes conocen que el cerebro humano segrega una sustancia llamada serotonina que incide en lo de la depresión. Si se regula, el asunto mejora bastante.

Bueno, pues aquí donde me ven, he descubierto una nueva sustancia. Se llama “Me-cae-mal-nina”. Es muy caprichosa y rápida. El cerebro la segrega inmediatamente cuando uno conoce a otro ser y le cae fatal. La “Mecaemalnina” es la primera causa de desavenencias u odios y el ser humano la segrega en cantidad desde la infancia.

A un tierno infante, después de una corta vida de protección en su familia se  le introduce en una clase o jardín de infancia. He comprobado que un gran porcentaje de sus contemporáneos segregan inmediatamente la citada “Mecaemalnina” y por ello se disponen a hacerle la vida imposible. El resto se muestra indiferente. De esta forma todos los humanos hemos conocido el odio antes que el amor entre nuestros semejantes. A partir del jardín de infancia, el ya no tan tierno infante provocará cantidades de “Mecaemalnina” vaya por donde vaya, sin poder evitarlo. Aunque sea encantador o acabe en un seminario. Nadie se libra.

Solventar esta cuestión ha sido la base de mis investigaciones y dejo a los especialistas la labor de lo que se llama trabajo de campo: descubrir la evolución de la citada sustancia y contraatacarla. Pero supongo que estarán ustedes de acuerdo conmigo que esta es la parte más fácil del descubrimiento. Yo no tengo la necesaria bata blanca para meterme en un laboratorio y esa carencia me impide seguir mis estudios. Aunque lo más duro, como es poner nombre al invento, ya está hecho. Sincera y generosamente no me importará compartir el Nobel o el Príncipe de Asturias cuando me lo otorguen.

Si regulamos la “Mecaemalnina” estamos en los albores de una época feliz. En las oficinas, colegios, comunidades de vecinos, gobierno e incluso en la ONU. Podremos ver la tele sin irritarnos, comprender a todos nuestros semejantes, ser recibidos en cualquier lugar con gran afecto y en especial no deberemos aceptar el odio ajeno como algo irremediable contra lo que no se puede luchar. Cosa que recomiendo hasta que los de la bata blanca culminen mi descubrimiento.

Otro avance significativo será el evitar las pérdidas de tiempo. Ustedes y yo conocemos parejas felices o grandes amistades que en un momento de sinceridad se dicen: “Con lo mal que me caíste cuando te conocí”. Con la regulación de la “Mecaemalnina” estas personas hubieran ganado tiempo y no habrían necesitado luchar contra los prejuicios que le produjeron una equivocada primera impresión. Será una revolución social.

Comprenderán que me sienta satisfecho. Hoy, hasta me caigo bien.

Paco Fochs

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