viernes, marzo 29, 2024
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Zapatero saludó como “muy pertinente” la pregunta de la senadora de UPN, María Caballero, sobre el sentido de sus palabras de hace apenas unos días, al anunciar la remodelación de su Gobierno, cuando aseguró que los mensajes “insuficientes de la izquierda abertzale no caerán en balde”. 

El tono de la intervención de la senadora –palabras rotundas envueltas en suaves formas- pudo engrasar la respuesta del presidente, que volvió a exhibir convencimiento en la firmeza democrática contra ETA. Pero el ambiente reflejaba además una sensación compartida entre sus señorías. Ramón Jáuregui, buen conocedor de la cuestión vasca y uno de los portavoces sobre la evolución de Batasuna en los últimos días, se giró sobre su escaño para escuchar a Caballero. José Blanco flotaba.

Había comenzado el enfriamiento ante tanto rumor de anuncios inminentes en ETA/Batasuna, y los mismos que impulsan la esperanza comienzan a pedir prudencia. Lo habían hecho Jesús Eguiguren, un convencido de la idea de “pacificación”, y hasta el PNV, partido que siempre defendió sin ambages la apuesta por el “final dialogado” con la banda. La advertencia de los servicios de inteligencia rebajó las expectativas horas antes del debate. Las intenciones de ETA siguen siendo las habituales: reorganizarse para reanudar los atentados. Un chorro helado. 

Y las palabras de María Caballero sonaban claras en el Senado. La hija de Tomás Caballero, concejal de UPN en Pamplona, asesinado por ETA a las puertas de su casa, en 1998, hablaba con determinación: “Es irresponsable que el Gobierno tenga que estar todo el día diciendo lo que tiene que hacer Batasuna, porque lo saben perfectamente. Saben cuál es el camino; lo conocen perfectamente”. Le pedía a Zapatero que no caiga en “errores pasados”, y le sentenció: “Ese no es el camino; y les saldrá mal”. La gente, decía, está preocupada por la crisis. “No caigan en la tentación de taparlo con esto”, le sacudió. 

Zapatero negó. “Jamás (…), dijo, “ni en la oposición, ni en el proceso de paz, ni ahora”, empleó una estrategia táctica con la banda; incluso mostró su preocupación “porque algunas fuerzas políticas puedan pensar” en ello. Pareció sincero, pero sonó ingenuo. 

Resultó un gran debate, con todos los ingredientes, las intenciones y las palabras. “Estaremos vigilantes las víctimas”, decía la senadora navarra, y Zapatero aseguraba que el Gobierno “no tiene prisa” por legalizar a Batasuna, la verdadera cuestión. “Si alguien tiene prisa, que puede ser Batasuna, el Gobierno y los demócratas no la tenemos: la única prisa es por cumplir la ley”. Pero para ello, presidente, no hacen falta las prisas. La Justicia tiene sus tiempos. 

Chelo Aparicio

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