jueves, abril 25, 2024
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Batalla por el monopolio televisivo

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Una nueva guerra cuartea la televisión española y se superpone a la guerra del fútbol entre Mediapro y Prisa. La Sexta se opone a las condiciones de la Comisión Nacional de la Competencia para la fusión de Telecinco y Cuatro, y a la entrada de Telecinco y Telefónica en Digital+. La Sexta denuncia un monopolio de la televisión en abierto, de pago y en internet (IPTV y nuevas plataformas) que tendría una posición de dominio excesiva sobre la producción audiovisual y la compra de derechos. Los dueños: la italiana Mediaset y Telefónica.

Para el resto de las televisiones sería muy complicado competir. Las alegaciones de La Sexta no se oponen a la fusión en laTDT de Telecinco y Cuatro, con sus dos múltiples nacionales. Su fusión con Antena 3 sigue a la espera, lo que crearía el otro polo del poder audiovisual. Pero la entrada de Telecinco y Telefónica en Digital+ creará un monopolio sobre los operadores nacionales de pago al concentrar la plataforma de satélite y la televisión por ADSL de Telefónica. Resultado: 2,6 millones de abonados de los 4,1 millones de la televisión de pago.

Fuera del nuevo monopolio de pago sólo quedarían prácticamente los cables regionales, impedidos para crecer y ofrecer sus servicios en el resto del territorio, y Ono, con una posición financiera muy débil para afrontar las inversiones necesarias en nuevas redes.

Esla guerra en la televisión de la concentración entre los dos centros de poder audiovisuales: Telecinco y Telefónica contra La Sexta y Mediapro. Se juega el futuro del panorama audiovisual después de que la explosión de canales de la TDT haya conducido a un escenario poco sostenible si no crecen los contenidos de pago y no se concretan fusiones y acuerdos que sostengan una fragmentación audiovisual excesiva con las cadenas nacionales, autonómicas y municipales.

La promesa de pluralismo digital se encoge en una nueva concentración en busca del negocio.

La amenaza de la concentración es peor que cuando no había tantos canales porque afecta a toda la cadena de valor y distribución de los contenidos audiovisuales. Un monopolio en la televisión en abierto, de pago y en banda ancha como buscan Telecinco, Telefónica y Prisa reduciría las posibilidades de negocio tanto para los operadores actuales, tanto de los canales en abierto, como de los de pago. Pero también condicionaría el desarrollo de la nueva televisión en convergencia con internet y las plataformas digitales.

En ningún país desarrollado existe un escenario así, con los mismos operadores dominando todas las plataformas de televisión, además de la producción audiovisual, muy dependiente en España de las grandes cadenas. Un monopolio de enorme impacto también en el mercado de la publicidad cuando las pantallas concentran la audiencia y la inversión.

Competencia, como regulador, tienela palabra. También la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones, por sus competencias sobre las redes y el mercado audiovisual. La nueva posición de Telefónica le otorgaría además una ventaja competitiva enorme sobre sus rivales cuando el futuro de la banda ancha está inevitablemente ligado al de la televisión de pago y la comercialización de paquetes de telefonía, banda ancha y televisión.

El gran ausente es el Consejo Estatal de Medios Audiovisuales, todavía sin formar y en fase de elección de sus componentes, pero pendiente ahora de las
decisiones del nuevo Gobierno. Al supervice Rubalcabale toca también mediar en una pelea donde el futuro de la televisión y los nuevos servicios digitales está en juego.

La Sexta ha hablado. Falta oír la voz del resto de perjudicados, de Antena 3 y resto de cadenas comeciales a Abertis pasando por Vodafone y el resto de operadoras que ofrecen paquetes de televisión.

Juan Varela

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