jueves, abril 18, 2024
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La cita de Ponferrada

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No fue a Rodiezmo, lugar  durante seis años  elegido por el Presidente para iniciar, de facto, el curso político, pero si a Ponferrada y allí, el Presidente del Gobierno ha desafiado a encuestas y a desánimos apareciendo pletórico, apasionado y, al menos en apariencia, seguro de sí mismo. Como si su reino no fuera de este mundo, como si nada le afectara, ni nada le hiciera mella. Quienes le conocen aseguran que “es un pedernal”, que aguanta lo que le echen y realmente tienen razón. Aguanta lo que le echen y cuando se trata de ganar tiempo, pacta en dos tardes lo que no se ha pactado en veinte años. Todo tan legítimo como llamativo.

En Ponferrada, el Presidente del Gobierno  ha iniciado su nueva estrategia que no es otra que la de sacar de nuevo a ese Zapatero optimista, audaz y desafiante. Ese Zapatero un tanto desdibujado por la necesidad de afrontar una realidad con la que jugueteó intentando desmentirla, pero que, finalmente, le ha envuelto con la tenacidad de un espectro. En Ponferrada, el Presidente del Gobierno ha iniciado, en cierto modo, la campaña que poco a poco va ir desplegando hasta el término de la legislatura. En Ponferrada, el Presidente volvió por sus fueros.

Es seguro que ha decidido reinventarse y para ello no tiene más opción que parecerse a sí mismo. Jugar a ser el Harry Potter de la política y para intentarlo tiene lo que no tenía hace cuatro meses: tiempo. Esto y no otra cosa es  el gran logro de unos pactos  que han convertido a Urkullu y, en segunda instancia, a Paulino Rivero en los hombres fuertes de esta segunda mitad de legislatura. Ha ganado tiempo, pero ha dado un serio golpe en la línea de flotación del liderazgo de Patxi López y ha primado a aquellos, como Coalición Canaria, que sin disimulo alguno defienden que las aguas que rodean a las islas son algo así como aguas territoriales de Canarias. 

Está por ver cómo valora el conjunto de los ciudadanos estos pactos, que no son pactos presupuestarios sino estrictamente políticos. Canarias y País Vasco tendrán más transferencias y el PNV, en concreto, una excelente rampa de partida para las próximas elecciones municipales en detrimento de las expectativas de los propios socialistas vascos. A cambio, el Gobierno y el PSOE logran ganar tiempo y ya se sabe que cuando uno está muy enfermo, todo lo que sea ganar tiempo a la enfermedad es comenzar a sanar.

El Gobierno y su Presidente están casi en caída libre, pero Zapatero ha decidido pasar a la ofensiva. Cree que ya ha recibido todos los abucheos que podía recibir, que ha rectificado todo lo que tenía que rectificar, que difícilmente las encuestas van a empeorar las expectativas del PSOE y que como la crisis ha tocado fondo  —eso dicen— ya solo cabe mejorar, ha llegado la hora de salir de las tinieblas y vestirse de sí mismo.  Por si acaso, Rajoy no debería confiarse.

Charo Zarzalejos

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