miércoles, abril 24, 2024
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Campeonato de dictaduras

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Para ser campeones del mundo resulta un poco chungo comenzar esta nueva etapa, en lo que a la política exterior se refiere, recibiendo en Madrid al ministro de Asuntos Exteriores de Irán, dictadura al canto. Claro que la fase final del campeonato que nos ha llevado “a la gloria” estuvo presidida por las gestiones del ministro Moratinos en Cuba, otra dictadura que nos echamos a la espalda para que no se diga. Hay bastantes dictaduras y muchas falsas democracias en el mundo, en la ONU y hasta en el Consejo de Seguridad y habrá que reconocer que quizá no se puede ir por el mundo sin rozarse con ellas aunque tampoco es el caso estar todo el día rondándolas. Lo importante, me parece, es tener una posición clara-y no oculta- sobre ellas.

En el caso de Cuba, una cosa es conseguir, con la imprescindible ayuda de la Iglesia Católica de la isla, la liberación de algunos presos políticos y otra, como hacen por cierto algunos representantes de la Iglesia, ir por el mundo lavando la imagen de la dictadura castrista, dándole tiempo y aire para respirar. Curioso es, sin duda, que el régimen necesite días y días para ir liberando a una parte de sus presos y más curioso que se acepte de modo entusiasta como si se le diese a Castro la oportunidad de vender su “generosidad” una y otra vez, desde el anuncio a la liberación escalonada pasando por la conformidad y los apretones de manos. Anda la izquierda española preocupada por que quede clara la condena del franquismo, que me parece muy bien, pero no parece fácil imaginarla dando tiempo  respaldo al franquismo, evitando las condenas y pidiendo a otros que se abstengan de hacerlas porque, por ejemplo, Tierno Galván no estaba en la cárcel y Calvo Serer en el exilio. Una dictadura es una dictadura y el Gobierno español debe no sólo tenerlo sino dejarlo claro.

Hay ahora quienes solicitan que el ministro no reciba a su colega iraní, que viene con una actitud entre amenazante (como es habitual en esa dictadura, como se volvió a manifestar tras las últimas sanciones de la ONU) y de relaciones públicas. Me conformaría con que el Gobierno, con frialdad, le haga saber que respalda las sanciones, condena el sistema político, protesta por la persecución y el encarcelamiento de los opositores (qué decir de los que ya han perdido la vida contra el régimen) y se opone radicalmente a las condenas a ahorcamiento o dilapidación por ser homosexual o tener relaciones extramatrimoniales. Porque, si nos descuidamos, se nos llena la boca con el Estado de Derecho y aplaudimos a Cuba y con la tolerancia cero en la violencia de género y aplaudimos a Irán.

Germán Yanke

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